Los republicanos ya han comenzado a elaborar su lista de prioridades legislativas para la nueva etapa política que se abre en Estados Unidos. Este viernes acudirán a la Casa Blanca para planteárselas a Barack Obama. Aunque las conversaciones empiezan por asuntos de menor enfrentamiento, probablemente pronto volverán a estar las espadas en alto: Obama ha advertido de que, si no hay apoyo republicano, impulsará por decreto la reforma inmigratoria pendiente; sus oponentes le han respondido que eso será «veneno en el pozo».
Puede vetar las medidas republicanas, pero con ciertos límites
Al contar ahora con el control de las dos Cámaras del Congreso los republicanos pueden lograr la aprobación de sus medidas que antes dificultaba la mayoría que tenían los demócratas en el Senado. Como en ese hemiciclo para ciertas leyes hace falta una mayoría cualificada que no tienen, no podrán aprobar todo lo que deseen, pero sí muchos puntos de su agenda. El presidente puede vetar lo que apruebe el Congreso, pero también el veto tiene sus límites. Para la primera reunión, que se celebra este viernes en la Casa Blanca, los republicanos han escogido asuntos sobre los que hay cierto grado de consenso entre ambos bandos.
Los republicanos plantean que se dé autorización para la construcción del gaseoducto Keystone XL, que completa la conexión entre las refinerías del Golfo de México con campos petrolíferas de Canadá. Es una iniciativa que ha contado con oposición de grupos ecologistas. El desarrollo y la mano de obra que generaría han recabado cierto apoyo en el Senado, pero este quedó unos votos por debajo de lo que sería necesario para superar un hipotético veto presidencial. Un indeciso Obama ha preferido no dar de momento su beneplácito.
La inmediata agenda republicana también incluye un «carril rápido» para la aprobación del acuerdo de comercio Transpacífico, y más adelante para el que se negocia con la Unión Europea. Obama también lo desea, pero muchos demócratas lo rechazan y quieren que, en lugar de votar sobre el tratado completo, se haga por artículos paravelar por intereses de industrias locales.
Asimismo plantean el rechazo de un aspecto menor de la reforma sanitaria de Obama, que establece un impuesto sobre ciertos materiales médicos. En eso están de acuerdo algunos demócratas, aunque Obama no se ha mostrado dispuesto a retocar su reforma. Por supuesto que los republicanos ansían la derogación de toda la reforma –el Obamacare–, y es posible que la lleguen a votar, pero el presidente ya ha dicho que vetaría tal medida.
Otros puntos son la promoción de la contratación de veteranos del Ejército y la restauración de la semana laboral de cuarenta horascomo definición de empleo a tiempo completo. Menos elaborado está el proyecto de reforma fiscal.
Aprobar por decreto
Los republicanos no tienen intención de abordar de momento la reforma inmigratoria. Obama advirtió el miércoles de que piensa aprobarla por decreto, al margen del Congreso, si este no actúa antes de fin de año. El jefe republicano en la Cámara de Representantes, John Boehner, respondió que eso sería como una declaración de guerra que «envenenaría» el clima de cooperación que ahora quieren construir.