Por José Reyes Martínez
El presidente Danilo Medina arribó a su primer año de ejercicio público. Una gestión de gobierno bien valorada porque desde que asumió como jefe de Estado ha sabido exhibir credibilidad y empeño en afrontar los principales problemas nacionales.
La confianza que ha despertado en la población, por sus visitas sorpresas a las comunidades, y su preocupación por buscarle solución a las dificultades de la gente y sus organizaciones de base, han contribuido a favorecer su alta valoración, en adición al optimismo que ha despertado el enfoque de sus políticas económicas y sociales.
En el aspecto económico, por ejemplo, el primer año de gestión del presidente Medina, sustentado en la confianza que ha concitado en los distintos sectores, y de acuerdo a datos divulgado por el Banco Central, la economía alcanzó un crecimiento de 2.8%, en el periodo abril-junio, una cifra que contrasta con el trimestre enero-marzo que sólo creció 0.3%.
Este desempeño económico con baja inflación (1.76 %), y en medio de un débil crecimiento internacional, es un hecho positivo que fortalece la confianza de la nación como un destino creciente y seguro para la entrada de nuevas inversiones y mayores flujos de negocios.
Asimismo, otra medida para fortalecer las finanzas públicas y que despertó el sentimiento de los dominicanos, se observó cuando las autoridades llevaron a la mesa de negociación a la empresa minera Barrick Gold, que derivó en una revisión favorable de las condiciones contractuales con el Estado.
En adición, las pequeñas y medianas empresas han sido foco de atención del equipo económico del Gobierno, con créditos flexibles, porque es un sector que representa la mayor fuente de riquezas y empleos para la economía.
El sector agropecuario es otro de los sectores de la economía que por su impacto en la producción, los ingresos y el bienestar colectivo, también ha recibido el estímulo del Presidente Medina, para que las iniciáticas productivas alcancen mejores niveles de eficiencia y rentabilidad.
Las políticas para financiar las actividades de producción, permite además combatir la pobreza en el campo, crear empleos dignos y elevar la productividad, con miras a asegurar la capacidad alimentaria de la nación y crear un excedente de exportación.
Por lo que se observa, en la visión del Presidente, apoyar la agropecuaria con nuevas infraestructuras y la necesaria instrucción para conocer a fondo los procesos productivos, implica además que nuestros productores aprendan a producir más, con menos costos, y la posibilidad despertar su capacidad para innovar nuevos productos.
El problema eléctrico, que tiene un impacto negativo en las finanzas y la competitividad de la nación, es otro de los retos que el Presidente ha decidido enfrentar, con un plan para cambiar la matriz energética, con la entrada al sistema de plantas que funcionen a gas y carbón, y que aporten entre 1000 y 1500 megavatios, abaraten los costos y bajen los precios de la energía que las familias y las empresas demandan.
Especialista en el tema coinciden y apoyan que el Estado dinamice el plan de creación de una nueva matriz de generación y revise los contratos con los generadores, en términos de calidad de la energía y la transparencia con que debe operar el mercado eléctrico.
Este Plan le permitiría al Estado solucionar un problema estructurar y dedicar los US$1500 millones que se dedican cada año a mantener un sistema eléctrico en crisis, para impulsar la Estrategia Nacional de Desarrollo (END), y así alcanzar la transformación definitiva del modelo económico actual y solventar la deuda social históricamente acumulada.
Lo que significa, en síntesis, que en el plano económico, el presidente Danilo Medina marcha al ritmo de las expectativas de la nación, lo que le ha permito mantener el buen posicionamiento en su primer año de gestión de