Los demócratas del Congreso de EE.UU. unieron ayer fuerzas con la comunidad inmigrante y avisaron al nuevo presidente, Donald Trump, que lucharán con “uñas y dientes” para evitar que cumpla algunas de sus propuestas más agresivas, como la construcción de un muro en la frontera con México.
“En muchas áreas, tendremos que pelear con él y lucharemos con uñas y dientes”, prometió a primera hora del día el líder de la minoría demócrata del Senado, Charles Schumer, en declaraciones al canal NBC poco antes de que Trump jurara el cargo ante las escalinatas del Capitolio.
Las protestas en las calles contra Trump se tradujeron dentro del Partido Demócrata en la ausencia de medio centenar de legisladores que decidió no asistir a la solemne ceremonia de investidura en protesta por los polémicos y divisorios comentarios que lanzó el magnate durante la campaña electoral de 2016.
Los congresistas que se ausentaron estuvieron encabezados por John Lewis, icono de los derechos civiles de los afroamericanos de la mano del reverendo Martin Luther King.
Mientras, parte de los demócratas que acudieron a la marcha lucieron, enganchada en la solapa, una chapa azul con la bandera estadounidense de fondo en la que ponía “Protejan nuestra salud”.
Con esa chapa, un nutrido grupo de legisladores, encabezado por su líder, Nancy Pelosi, quiso mostrar durante la ceremonia de investidura de Trump su disposición a defender la reforma sanitaria impulsada por el ya expresidente Barack Obama, ante la promesa de derogarla del millonario.
La inmigración también ocupó un importante lugar hoy en la agenda de los demócratas, que celebraron una rueda de prensa en el Congreso para resaltar la esencia de EE.UU. como “nación de inmigrantes”.
“Cada persona que viene aquí, ya sea hace 200 años, hace 2 años o hace poco, trae consigo el optimismo, la esperanza para el futuro, la determinación y el coraje para hacer el futuro mejor. Ese optimismo es Estados Unidos”, señaló Pelosi.
En su rueda de prensa, los demócratas lucieron un cartel con la frase “Derribe este muro”, que pronunció el expresidente Ronald Reagan durante su célebre discurso en 1987 en la capital alemana, donde instó al último dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov, a derribar el muro de Berlín.
Con ese símbolo, según dijo Pelosi, los demócratas quieren mostrar el contraste entre Reagan, figura muy alabada dentro del Partido Republicano, y Donald Trump, quien ha prometido que construirá un muro entre México y Estados Unidos con el fin de detener la inmigración ilegal.
“Le urjo al presidente Donald Trump a que reconozca nuestro valor, como lo reconocieron otros presidentes republicanos y trabaje con nosotros para crear un sistema migratorio humano que realmente beneficie a todos”, dijo la congresista Norma Torres, representante por California.
“Ha pasado ya la hora de las palabras y de los tuits. Es hora de que demuestre con acciones que realmente puede mejorar nuestro país”, añadió Torres.
La legisladora apareció en la rueda de prensa junto a José Aguiluz, uno de los 750.000 jóvenes indocumentados, conocidos como “dreamers” (soñadores) y que han podido frenar su deportación y conseguir un permiso de trabajo gracias al Programa de Acción Diferida (DACA), proclamado por Obama en 2012 y que Trump amenaza con eliminar.
“Le diría al presidente Trump: estamos aquí para quedarnos, no vamos a ningún lado, somos estadounidenses y vamos a luchar por nuestros derechos”, dijo a Efe Aguiluz, de 27 años.
Originario de Honduras, Aguiluz llegó a EE.UU. a los 15 años de manera irregular y, gracias a DACA, ha podido obtener la licencia de conducir y trabajar como enfermero en un hospital de Washington.
La esperanza de los jóvenes como Aguiluz reside ahora en una propuesta de ley que responde al acrónimo BRIDGE (puente, en inglés), que tiene el apoyo de varios republicanos y demócratas del Senado y suspendería durante tres años la deportación de los jóvenes beneficiarios de DACA.
La investidura de Donald Trump seguirá ahora con los tres bailes oficiales, donde todas las miradas se posarán en el magnate inmobiliario y su esposa, la primera dama, Melania Trump.
En paralelo, Washington acogerá multitud de bailes no oficiales, a la vez que “contrabailes” en forma de protestas contra el multimillonario que continuarán hasta el fin de semana.