Sus propiedades curativas han sido reconocidas desde tiempos ancestrales.
Los beneficios del litio, uno de los elementos más pequeños de la tabla periódica, fueron reportados por los antiguos griegos en varias ocasiones.
De hecho, el nombre de esta sal metálica proviene del griego: es la palabra que se utiliza en ese idioma para piedra.
Pero no fue sino hace 200 años que el litio, descubierto en un depósito de minerales, se aisló. Posteriormente pasó a integrar la tabla periódica.
Tiene usos en una gran variedad de áreas: armas nucleares, pilas, fabricación de vidrios y en la industria farmacéutica, por mencionar algunas.
En la actualidad, su uso en la medicina es tan extendido en el tratamiento de desórdenes mentales, que olvidamos que nos estamos refiriendo al elemento químico, no al nombre de un producto o a su marca comercial.
“Es una droga que puede ser muy efectiva en el manejo de condiciones complejas, como la bipolaridad”, indica Sophie Scott, profesora de neurociencia cognoscitiva del University College de Londres, en el Reino Unido.
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El conejillo de Indias relajado
¿Pero cómo fue que el litio se empezó a usar en cierto tipo de enfermedades?
“La primera vez que se presentó como una alternativa para tratar desórdenes anímicos fue en 1880. El neurólogo danés Carl Lange lo utilizó para tratar a gente que llamó ‘deprimida’”, explica David Healy, profesor de psiquiatría de la Universidad de Bangor, en Gales, Reino Unido.
La depresión en ese momento no se había definido, lo que existía era la melancolía, un cuadro que describía a una persona que escuchaba voces y era mentalmente inestable.
“La prescripción fue útil para quienes se sentían desanimados periódicamente, pero no estaban ‘locos’. La teoría de su efectividad, sin embargo, no tuvo acogida en la comunidad médica”, comenta Healy.
No fue sino hasta 1949 que el uso del litio como tratamiento médico se presentó como una opción real y de uso extendido.
“El psiquiatra australiano John Cade le dio litio a unos conejillos de Indias. ¿Y qué pasó? Se acostaron bocarriba, plácidos y relajados, algo poco común en esos animales. Se empezó a usar para tratar maníacos”, dice Healy.
“El litio no le sirve a todo el mundo. Pero si a la persona le sienta, es extremadamente efectivo. No sabemos, sin embargo, cómo funciona”, explica Scott.
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Componente alcalino
A mediados del siglo XIX, las sales de litio se utilizaban para curar y prevenir enfermedades como el reumatismo y la gota.
Y muchos de los beneficios asociados a las aguas termales de los spas y reconocidos por cientos de años en Europa, estaban vinculados a la propiedad alcalina del agua.
“Cuándo el litio se aisló, confirmaron que era el elemento que daba alivio. Los spas que no tenían el químico, empezaron a añadirla”, indica Healy.
Muchos pueden asociar a un metal con fortaleza y pensar en elementos como el hierro. Pero no es el caso del litio, pese a que se clasifica como una sal metálica.
“Es suave y se puede cortar con un cuchillo, plateado, el elemento más pequeño de la tabla periódica”, indica Robert Mulby, profesor de química inorgánica de la Universidad de Strathclyde, en Escocia, Reino Unido.
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Otros usos
Adicionalmente, el litio está siendo utilizado en la elaboración de un minúsculo tipo de vidrio flexible que tiene una importante aplicación médica.
“Los cirujanos lo utilizan porque les permite tratar ciertas áreas sin necesidad de mucha manipulación”, dice Julian James, profesor de biomateriales del Imperial College de Londres.
Y prosigue: “Se trata de pedazos de vidrio de aproximadamente un milímetro en los que se puede introducir algún medicamento que se liberará lentamente una vez que se introduce en el cuerpo”, indica James.
Esta tecnología es particularmente útil para tratar daños en cartílagos en condiciones como la osteoartritis o lesiones causadas por un deporte.