TOKIO. El número de ancianos encarcelados en Japón se ha cuadruplicado, a pesar de que la criminalidad alcanzó mínimos históricos en 2016, según datos publicados hoy que revelan que las personas de avanzada edad buscan un “hogar” en prisión.
Un total de 2.498 personas de más de 65 años ingresaron en prisión el año pasado, una cifra cuatro veces mayor de los que fueron encarcelados en 1997, se indica en el “Libro blanco sobre el crimen” publicado por el Ministerio de Justicia nipón.
De esa cifra, un 70, 2 % eran reincidentes, lo que muestra una compleja realidad en el país nipón, donde las personas ancianas buscan en prisión un “hogar” para huir del aislamiento social y la pobreza.
La mayoría de los reos mayores que cumplen condena en las cárceles niponas carecía de vínculos con familiares, amigos o vecinos antes de ser internados, según un estudio llevado a cabo en los centros penitenciarios nipones por el jurista de la Universidad de Keio (Tokio) Tatsuya Ota.
Las bajas pensiones públicas -la compensación mensual media es de 78.000 yenes (609 euros)- impiden a estos ancianos adquirir los servicios y productos básicos para sobrevivir y les llevan a tener que buscar trabajos a tiempo parcial o a delinquir.
A pesar de ello, la criminalidad en Japón alcanzó un mínimo histórico en 2016, cuando el número de delitos siguió cayendo hasta alcanzar algo menos de un millón, en el que es ya el decimocuarto año consecutivo en descenso, motivado, en parte, por la caída en el número de robos.
Estas cifras son las mejores que ha logrado el país en el período de posguerra y revelan, según el informe, “mejoras significativas” en el índice de crímenes.
Además, en contra de la tendencia general, el informe señala que el número de casos de abuso infantil se ha triplicado desde el año 2007, alcanzando los 1.041 en 2016.
También insta a tratar los delitos contra menores y la violencia machista “de forma apropiada”, con medidas más efectivas para prevenir la reincidencia.
Japón es uno de los países con menor tasa de población penitenciaria del mundo, con unos 47 reclusos por cada 100.000 habitantes.