Por: P. Regino Martínez, sj.
“El vecino más cercano es tu hermano”. Eso nos dice la sabiduría popular. Esto es válido tanto para los de allá como para los de aquí. La sabiduría popular no se parcializa; diferente a lo que puede pasar cuando estudiamos en las universidades.
No podemos decir que nuestros Ministros, de aquí y de allá, sean brutos, no-estudiados. No. Todos son profesionales y especializados. Sin embargo, no se entienden. Y tenemos que ver y sufrir el que se “bote comida en el puente y rio del Masacre” por la frontera norte.
Lo que se ve, es que no se entienden los funcionarios de República Dominicana y de Haití. Se ve, que la comunicación no es la mejor, porque unos dicen una cosa y se entiende otra. Unos dicen una cosa ahora y después dicen otra. Ambos se ponen de acuerdo y después no se ejecuta institucionalmente lo que se acuerda.
Por otro lado, están algunos Sacrosantos Comunicadores, prejuiciados, echándole leña al fuego, como diría el pueblo “enchinchando”, para que prevalezca el anti-haitianismo y no la fraternidad humana y, si se quiere “cristiana” en los 300 y pico de kilómetros de tierra fronteriza.
No podemos analizar nuestras relaciones dominico-haitianas a partir de los últimos acontecimientos. Lo último que ha pasado es resultado de una experiencia vivida desde 1804 y 1844. Venimos arrastrando asuntos pendientes, que nos impiden crecer como naciones independientes. No hemos asumido, por incomprensible que parezca, que vivimos en una isla. Un matrimonio sin divorcio, dice y repite un expresidente. Que necesariamente tenemos que contar el uno con el otro. Mutuamente. Lo hemos dicho, lo sabemos; pero no queremos, cuántos nos duele reconocer que nos necesitamos mutuamente.
No es con acciones puntuales e individualizadas que vamos a crecer en nuestras relaciones bilaterales y comerciales. Por ejemplo, Haití es nuestro segundo socio comercial, después de Estados Unidos de América, y todavía no tenemos una “zona fronteriza de libre de comercio”. Aún, aunque parezca ilógico, no tenemos una “ley de frontera”. Y carecemos de un “marco jurídico fronterizo”.
Nuestros funcionarios, de formación académica reconocida, no caen en la cuenta que el actuar a “la brigandina” trae el desorden, la anarquía, la violencia, el desperdicio, la falta de diálogo, el no tenerse en cuenta, los malos entendidos…como el de ahora y a lo mejor el de ahorita, porqué no dudar de lo que nos espera. “Por sus hechos los conoceréis”, reza una frase bíblica.
Y nos preguntamos, por qué nuestros honorables Presidentes Danilo Medina, de Dominicana, y Michel Martelly, de Haití, prefieren hacer acuerdos personales, individualizados y no fortalecen la COMISIÒN BILATERAL¿? Por qué se prefiere enviar una Comisión de Ministros a negociar con autoridades de Haití y no se usan los mecanismos diplomáticos comerciales acordados por ambas autoridades competentes ¿?
Es por eso que decimos, no podemos quedarnos en lo folklórico de los cartones de huevos rotos tirados sobre el puente Internacional del rio Masacre. En todo esto hay algo que no se ve. Y como tal me parece, que Juan Bosch decía,…”en política lo que no se ve puede ser más importante que lo que se ve”.