Por Ydeana Ramírez.
Dolor, angustia, discriminación , desesperación, desamparo, desunión familiar, sangre, muerte es la larga lista que encierra la historia de la que ha sido llamada “el sexo débil” y a quien, en su escenario, la historia le ha remunerado su protagonismo con marginalidad y una mezcla agridulce de subordinación y “amor”.
Parecería que el hombre ha malinterpretado su rol frente a la mujer, abrazando literalmente el pasaje del libro del Génesis, en su capítulo 2: “De la costilla que Yavé había sacado al hombre, formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces el hombre exclamó: esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada varona, porque del varón ha sido tomada”. Muchos han concebido la idea de que se les ha dado una esclava y no una compañera; la cual, a pesar de todo, ha sabido apoyarles en diferentes momentos y situaciones de la vida con tal de ayudar a crecer, proteger y alimentar su prole. Al respecto se expresa Matt Ridley, en su libro El optimista racional:” ¿Alguien puede dudar de que fue una mujer la diligente recolectora (y no el hombre el cazador aficionado) quien tuvo primero la idea de sembrar grano?” esto así para explicar la idea de que mientras el hombre andaba cazando, marcando y conquistando territorio, la mujer sembraba y recolectaba, en los alrededores del hogar, para cumplir con la doble misión de cuidar y alimentar a sus descendientes.
La educación familiar juega un papel preponderante en la formación del individuo. Es así como, en nuestro país, por ejemplo, se educa al niño para que, una vez adulto, domine a la mujer. Es común escuchar a algunos padres dirigirse a sus hijos con frases como estas: “eres el hombre de la casa”, “tienes que cuidar a las mujeres” queriendo simbolizar con esto que el hijo debe asumir la misión del padre y ello, sin duda, irá marcando a la nueva criatura para su futura vida de pareja y, posiblemente, cuando sea adulto, el niño dirá: “el que lleva los pantalones soy yo” y tratará, a como dé lugar, de someter a su cónyuge. Y si de prolongar su apellido o nombre familiar se trata, algunos hombres prefieren tener hijos en vez de hijas.
Muchas sociedades, en diferentes épocas, han acuñado, con facilidad, el concepto de que la figura femenina debe ser desfavorecida frente a la masculina, tal es el caso de los taínos donde al jefe o cacique se le permitía tener varias mujeres y si este moría la esposa preferida debía ser sepultada viva, junto a él. Se ha criticado mucho al hombre de las cavernas por ciertas actitudes inhumanas, pero hay innumerables casos de la vida contemporánea que no distan mucho de este. Nada se diga de algunos países asiáticos donde a las damas se les obliga a usar incómodas vestimentas y a ocultar su rostro, ¿será por el solo hecho de ser mujeres?
En la República Dominicana, de diferentes maneras, se promueve la marginalidad femenina ¿consciente o inconscientemente? No sé. Pese a que algunos no aprueban el lenguaje sexista, analicemos algunas situaciones de la cotidianidad: en la fila, en un banco, aunque el turno corresponda a una mujer, al cajero o cajera, con frecuencia, se le escucha decir: “próximo” para pedir que pase la siguiente persona que será atendida. Observe otro aspecto, cierto día entré a un baño en una institución educativa; en la puerta principal se leía “Damas”, pero dentro, en las paredes de los cubículos, había una inscripción que decía: “A los usuarios de este espacio, mantener el área limpia”. Ahora juzgue, ¿no se supone que el baño está reservado solo para mujeres y que, por tanto, debió escribirse usuarias?
Además, en la lista de estudiantes de muchas universidades, al retirarse una persona de alguna sección, se escribe, al lado del nombre, RETIRADO, aun sea una mujer. Y eso no es todo, es común que a algún hombre, para referirse a su esposa, se le escuche decir, a veces con sentido de pertenencia, “mi mujer” y, rara vez, la mujer dice, en iguales circunstancias, “mi hombre”. También las mismas mujeres aportan alguna cuota a favor de su situación; muchas, como fieles seguidoras de la ley, una vez que contraen matrimonio adoptan, en lugar del apellido materno, el del esposo, precedido de la preposición de, como indicando posesión, en otros casos lo toman como el único; ahora cabe preguntarse, ¿deberían también los hombres cambiar su apellido paterno por el de sus esposas?
Si nos vamos al ámbito de la política, la presencia de la mujer, como alta mandataria de naciones, es casi nula, por ejemplo, de los 193 países que pertenecen a la Organización de las Naciones Unidas, solo el doce por ciento son gobernados por mujeres. Y en los 169 años de fundación como república, la Patria de Duarte no ha tenido una jefa de estado, ¿cree usted que, si se trata de igualdad de derechos, no debería dárseles esta oportunidad?
Es que el machismo o actitud de prepotencia de los varones respecto a las mujeres, según lo define el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, ha llegado a niveles alarmantes. A pesar de que la mujer se está preparando, cada vez más, a nivel académico y las universidades registran, en sus graduaciones, un porcentaje más alto en titulación y honores femeninos que masculinos y en el planeta la cifra de mujeres supera a la de los hombres, la mujer no ha dejado de ser subordinada.
Sobran los deseos de ella por salir de su estado. Ya desde inicios del siglo XX se vienen sucediendo movilizaciones, sobre todo en Europa, con las mujeres socialistas, por su emancipación (como el reclamo por el derecho al voto, igualdad de género, entre otros). A pesar de que se ha avanzado en esta línea, ¿de qué ha servido el sacrificio de más de un centenar de mujeres que fueron quemadas en una fábrica de Estados Unidos reclamando derechos laborales?, ¿y la declaración del 8 de marzo en el 1977 como “Día Internacional de la mujer”, hecha por la ONU? cuando en países como el nuestro, en los últimos años, los feminicidios han pasado a ser el pan de cada día. Tómese el caso del año 2011 en el cual se calcula que unas 230 mujeres murieron en manos de hombres violentos; en el 2012 esta cifra se aproxima a las dos centenas y en el 2013 la historia continúa. ¡Es una vergüenza! Y esto que nos creemos estar viviendo en la civilización, lejos de las cavernas; y lo peor: parecería que nos estamos acostumbrando a ello.
Los feminicidios suceden dado que el hombre ha cosificado a la mujer y se ha creído que “la varona”, como él mismo la llamó en la creación, es un objeto que se le ha entregado como propiedad, que le pertenece y del cual tiene derecho a disponer cuando se le antoje. Esperamos que un día se imponga la voluntad divina y que la mujer sea, para el hombre, como en principio se pensó: una compañera, querida, amada y respetada como lo que es: la portadora por excelencia de la vida y, sobre todo, un ser humano con derecho a lo más sagrado: ¡LA VIDA!
lo;�po�n �6 se trata de una actitud contraria a las buenas relaciones entre ambas naciones, sino, para cuidar mejor los intereses soberanos de esa nación.
Esto no significa que Estados Unidos de Norteamérica, los países miembros de la Unión Europea y las naciones integrantes del bloque conocido por las siglas BRICS, no mantengan una búsqueda permanente de informaciones sobre las diferentes actividades y movimientos diplomáticos mutuamente, para fines estratégicos nacionales e internacionales.
Estos tres bloques de naciones integran la tripolaridad del poder del globo terráqueo, y aunque quedó atrás la Era de la Guerra Fría, hoy día, el terrorismo, el narcotráfico y la lucha por el dominio del mercado mundial, son situaciones amorfas, que obligan a unos y otros a mantener el mayor flujo de informaciones para preservar sus intereses.