WASHINGTON— Paralizados durante años sobre el control de las armas, líderes de ambas cámaras del Congreso compiten desde este jueves con varias medidas para frenar la violencia de las armas, tratando de evitar otro colapso como el ocurrido con DACA el mes pasado.
Un día después de que el presidente Donald Trump se reuniera con 17 líderes demócratas y republicanos de ambas cámaras del Congreso para discutir formas de reforzar la seguridad escolar y reducir la violencia de las armas, no hay consenso sobre cómo lograr ambas metas.
Trump pidió ayer una medida “integral” y consideró que el asunto debería conseguir “100 votos” en el Senado, pero la realidad política sobre el terreno es distinta, tomando en cuenta que la mayoría de los legisladores busca su reelección en noviembre próximo y evitan una rebelión de sus bases.
Los legisladores negocian medidas que puedan tener apoyo también en la Cámara de Representantes, y así evitar otro fracaso bipartidista como el ocurrido el mes pasado en el Senado, cuando intentaron codificar las protecciones del programa de “acción diferida” (DACA) de 2012 para los Dreamers.
En esa ocasión, Trump prometió que apoyaría una propuesta bipartidista pero, al final, rechazó todas las que le presentaron los legisladores y optó por un plan migratorio que fue derrotado en el Senado.
Ahora, los legisladores, con fuerte dosis de escepticismo, prefieren avanzar con cautela frente a las garantías de Trump de que apoyará un acuerdo bipartidista sobre las armas. En la Cámara Baja, una medida del legislador Mike Thompson, que expande la revisión de antecedentes para la venta de armas en las tiendas, por Internet y en exposiciones de armas, tiene ya más de 200 copatrocinadores, incluyendo 11 republicanos.
Trump ahora respalda medidas que no tienen apoyo entre muchos republicanos y la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA) pero, según sus detractores, su “jugada” es presentar un plan que nadie pueda apoyar, para luego culpar al Congreso. La Casa Blanca ha rechazado esa acusación.
Cero consenso sobre el control de armas
McConnell se refería a un proyecto de ley del senador republicano por Idaho y presidente del Comité de la Banca, Mike Crapo, que busca modificar la reforma bancaria adoptada durante la Administración Obama.
En declaraciones a los periodistas tras el último voto programado para esta semana en el pleno del Senado, McConnell expresó confianza en que se despejará el camino para lograr una legislación “en algún momento”, aunque no precisó fecha.
Mientras tanto, continúan las negociaciones bipartidistas para avanzar una medida que pueda reunir al menos 60 votos para su aprobación.
El senador republicano por Florida, Marco Rubio, delineó hoy un paquete de seis medidas enfocadas en el fortalecimiento de la seguridad escolar y el sistema de revisión de antecedentes para compradores de armas.
Su objetivo, explicó Rubio, es evitar otra masacre como la ocurrida el pasado 14 de febrero en la secundaria “Marjory Stoneman Douglas”, en Parkland (Florida), que dejó 17 muertos y dio pie a un movimiento estudiantil sin precedente que exige un mayor control de las armas.
Sin precisar fecha, Rubio dijo que presentará pronto una iniciativa que permita enjuiciar a personas que compren armas como favor a individuos que no pasarían una revisión del gobierno. También presentará otra que exija que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) notifique a las autoridades locales cuando una persona no autorizada intenta comprar un arma y tampoco pasa la revisión del gobierno, para que pueda ser enjuiciada.
Por su parte, el senador republicano por Texas, John Cornyn, afirmó que una medida sobre el tapete para fortalecer el “Sistema Nacional de Revisión Instantánea de Antecedentes Criminales” (NICS, por su sigla en inglés), podría conseguir hasta 80 votos.
Por ello, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, urgió a Trump a que apoye un “plan integral” de tres puntos de su bancada, que resucita la prohibición a la venta de armas de asalto.
Esa legislación, promulgada durante la Administración Clinton, caducó en 2004, y no tiene el apoyo ni de Trump ni de la mayoría de los republicanos.
Schumer comparó la deficiencia en los controles par la venta de armas a “revisar las cédulas de identidad en las licorerías pero no en los bares”, permitiendo la libre venta de alcohol a menores.
El plan de Schumer también propone que las autoridades policiales y los familiares puedan obtener órdenes de restricción para impedir que personas con trastornos mentales o problemas de violencia puedan comprar armas.
Trump dijo ayer a los legisladores que no deben temer represalias de la NRA, que ha dado millonarias donaciones a sus campañas electorales.
La NRA, que defiende a rajatabla la tenencia de las armas, se opone a algunas de las ideas que promueve Trump, incluyendo un aumento, de 18 a 21 años, en la edad para la compra de armas de asalto.
Los fabricantes de armas, que financian en parte a la NRA, afrontan una gran caída en la venta de armas de fuego y, paradójicamente, tan solo el diálogo sobre nuevas restricciones a las armas podría disparar sus ventas nuevamente, tal como ocurrió durante la presidencia de Barack Obama.