SANTIAGO.-La Iglesia Católica aseguró ayer que a muchos jóvenes dominicanos les robaron el futuro, por lo que están vacíos y buscan la felicidad por caminos equivocados y por eso viven insatisfechos, siendo presas fáciles para los que maquinan el mal.
“La población dominicana no sale del asombro al observar la cantidad de jóvenes de apenas 20 años envueltos en actos delictivos, los cuales se han convertido en profesionales del crimen, donde sus actuaciones delincuenciales parecen estar guiadas por cerebros diabólicos cuyo objetivo es robarles sus mejores años de vida”, afirmó ayer la Iglesia Católica.
De acuerdo al análisis de esta semana del periódico católico Camino, se está en presencia de un fenómeno social que en otras naciones ha echado raíces tan profundas que ha ido agrietando el terreno de la paz y la convivencia civilizada.
Sostuvo que el problema ha crecido tanto que no encuentran qué hacer para detenerlo, tras invitar a mirar el desasosiego y la cadena de muertes que impera en algunos países centroamericanos.
“Es que nuestros jóvenes han sido abandonados a su suerte”, afirma la Iglesia Católica, donde además, agrega que a los jóvenes se les cierran las puertas para un desarrollo integral y ahí están: ni estudian, ni trabajan.
Indicó que pululan por “nuestras calles vegetando día y noche, y recordemos que el ocio permanente es terreno fértil para articular acciones destructivas.
De acuerdo a lo expuesto por Camino los jóvenes tienen carencia de modelos a seguir y que en muchos casos estos jóvenes provienen de hogares destruidos, en donde la violencia intrafamiliar es su alimento permanente.
También-adujo- que se les presentan figuras exitosas promovidas y aplaudidas por los medios hasta la saciedad, pero resulta que esas personas no pueden andar con la frente en alto, porque les molesta el sol de la vergüenza y la honestidad.
“Hagamos un alto en el camino”, declaró, porque los adultos somos responsables de los frutos que estamos cosechando”, dijo Camino, tras señalar que al Estado dominicano le ha faltado aplicar políticas sociales que tengan más en cuenta este segmento de la población.
Indicó que la juventud no es el futuro, es el presente y pidió no ser cómplices de esta barbarie y que no sigan mirando a tantos muchachos marchitando sus vidas cuando apenas el capullo comienza a ser una flor.
Finalmente, abogó porque la preocupación por una juventud sana se transforme en acciones concretas y nuevas oportunidades para su desarrollo.