No siempre es fácil hablar con los hijos, especialmente cuando la conversación gira en torno a temas sensibles. Hablar de sexo, por ejemplo, puede hacer sentir incómodos tanto a padres como a hijos. Pero cuando los padres eligen ignorar la conversación para evitar la incomodidad, están dejando en manos de extraños información que esfundamental para sus hijos.
“No importa cuán difícil pueda parecer hablar de ciertos temas, el costo de no hacerlosiempre es alto”, aseguró Shannon Medina, consejera familiar de Sylmar, California.Los temas “difíciles” son muchos y variados, y van desde sexo y relaciones, pasando por violencia y racismo, hasta adicciones y enfermedades. Si bien cada uno tiene características diferentes, en todos los casos, los niños se benefician cuando pueden hablarlos con sus padres, tíos, abuelos y otras personas cercanas.Medina ofreció ciertas ideas para tratar los temas “difíciles” con los niños:* Iniciativa y oportunidad. Aprovecha cada oportunidad que tengas para hablar con tus hijos. Puedes comentar una película o un programa de televisión que toque el tema que te preocupe en ese momento. Cuando tu hija te habla de sus amigos, o cuando escuchan las noticias, pídele su opinión al respecto y dale la tuya. No tienes que convertirlo en una lección de horas. Una conversación casual, puede convertirse en una oportunidad de acercamiento y la puerta a diálogos futuros.*Nunca es demasiado temprano. Cuando los niños son más pequeños tienden a prestar más atención a los padres. Aprovecha la ventana de oportunidad para introducir ciertos temas. Usa lenguaje simple que el niño pueda entender y ofrécele ejemplos que se adapten a su edad.* Aprende a escuchar y mantén una actitud abierta. Si cuando tu hijo te hace una pregunta, tú lo ignoras o lo regañas, buscará las respuestas fuera del hogar y la información que obtenga no siempre coincidirá con tus ideas y valores. Crea una atmósfera que lo haga sentir confortable y acudir siempre a ti, en busca de consuelo y respuestas.
Let’s talk about sex
“Es muy común que las mujeres me pregunten cómo hablar de sexualidad con sus hijos”, aseguró Medina. La consejera explicó que en muchos casos las madres le confiesan que ellas mismas no tuvieron educación sexual cuando eran niñas y que en realidad desconocen muchos aspectos del tema.
“Siempre les recomiendo que comiencen por informarse ellas [las madres] mismas”, indicó Medina. La experta aconsejó que las madres hagan un repaso de sus conocimientos, no sólo desde el punto de vista biológico, sino también emocional.Un mito común entre las madres es creer que hablarles de sexo a los niños los empuja a tener relaciones tempranas. Pero numerosos estudios han demostrado lo contrario. Según información del Centro para prevención y control de enfermedades los adolescentes que reciben educación sexual sienten menos presión de sus pares para comenzar a tener relaciones sexuales y son más proclives a usar métodos de prevención.Otros consejos que pueden ayudarte a tratar el tema* No te intimides. La idea de iniciar la conversación puede ser más intimidante que la conversación en sí. Prepárate con tiempo, para que las preguntas no te tomen por sorpresa, y para que puedas contestarlas con claridad.“No creas que tienes que saberlo todo”, advirtió Medina. La consejera dijo que siempre es mejor reconocer cuando no conocemos la respuesta, y buscar juntos la información, a decirles algo que no es 100% correcto.* Que no se limite a una conversación. Es imposible cubrir el tema del sexo en una vez. Considera la primera conversación como una puerta al dialogo, y no como una lección única. Medina también aconseja apelar a recursos informativos, como libros escritos específicamente para niños y adolescentes, o documentales sobre el tema.
Adicciones
Generalmente, el tema de la adicción se asocia al uso de drogas, alcohol o tabaco. Pero el comportamiento adictivo también puede manifestarse en el juego, las compras y la comida, entre muchos otros.
Recientemente, Miguel A. recibió su chip de Alcohólicos Anónimos por cumplir un año de sobriedad.“Mis padres bebían, pero no tanto como yo, y me recriminaban que yo fuese alcohólico”, recordó el joven de 28 años de edad. Miguel dijo que después de mucho tiempo de trabajar en su adicción pudo ver que en realidad sus padres tenían comportamientos tan adictivos como él, pero en otras áreas.“Cuando era chamaco, veía siempre a mi mamá tomando pastillas para todo. Eso también es adicción, pero ella no lo ve así”, opinó. En muchos casos, las mismas acciones de los padres impiden que los hijos escuchen sus palabras.El Concilio nacional en alcoholismo y dependencia a las drogas ofrece una lista de directrices básicas para tratar el tema de adicción con los niños:* Escucha antes de hablar. Cuando los padres queremos compartir todo lo que sabemos, muchas veces dejamos de escuchar a los niños. Una de las mejores maneras de ayudar a tus hijos es aprender a escucharlos.* Haz preguntas abiertas, cuya respuesta requiera más que un “sí” o un “no”.* Involúcrate en sus vidas. Interésate por lo que les gusta y conoce a sus amigos.
Cuando la adicción es de los padres
En algunos casos, la conversación sobre adicción se refiere a los mismos padres. ¿Puede o debe una madre o padre adicto hablar de su adicción con sus hijos?
Medina opina que sí. Según la experta, los niños de familias de alcohólicos pueden presentar problemas de comportamiento, académicos o emocionales y tienen cuatro veces más posibilidades que otros niños de desarrollar un comportamiento adictivo.La Asociación nacional de niños de alcohólicos destaca ciertos puntos que los padres deben transmitir a sus hijos en estos casos:* Siempre recuérdales a los niños que ellos no tienen la culpa de la adicción de su madre o su padre, y que tampoco tienen control sobre esta.* Permíteles que expresen sus sentimientos al respecto.* Explícales que el hecho de que sus padres tengan una adicción no significa que ellos tengan que seguir sus pasos. Por el contrario, asegúrales que son ellos quienes tienencontrol sobre su propia vida y el derecho a mejores opciones.
Cuando un amigo se va
La muerte de un ser querido siempre es un tema difícil de abordar, tanto para niños como adultos. Cuando muere una persona cercana, los niños no sólo necesitan que los consolemos, sino que los ayudemos a procesar y entender lo ocurrido.
El aspecto espiritual depende de las creencias religiosas de cada familia. Del mismo modo, la decisión de llevar o no al niño a un velorio o un entierro depende de la relación con la persona fallecida y la edad del niño.“Lo importante es nunca forzar al niño a ir, si no lo desea. En el caso de que sea el niño quien quiera asistir, es fundamental que los padres hablen y lo preparen antes de ir al entierro”, aconsejó Medina.* A partir de los 5 años, los niños comienzan a entender que la muerte es final y el destino de todos los seres vivientes. Muchos ya han presenciado la muerte de mascotas, o visto cadáveres en películas y libros. Pero a esta altura, todavía no lo ven cómo a algo personal que podría ocurrirles a sus padres, o incluso a ellos mismos.* Recién después de los 9 años y a través de la adolescencia, los niños pueden asimilar la irreversibilidad de la muerte. Es entonces cuando los adolescentes comienzan a cuestionarse los temas trascendentales del significado de la vida y a interesarse por cuestiones espirituales y filosóficas.Al igual que con los otros temas, es fundamental que los padres mantengan una actitud abierta y honesta con los hijos, libre de críticas y prejuicios, para que los niños se sientan cómodos para expresar sus sentimientos e inquietudes.