Por JUAN TOMAS TAVERAS
EL AUTOR es mayor general retirado dePolicía y periodista. Reside en Santo Domingo
Que las palomas les disparen a las escopetas y que las políticas del Estado estén al revés, sólo es posible en República Dominicana.
La corrupción, el despilfarro, el robo de la cosa pública, entre muchos otros males que no son procesados por las autoridades judiciales y de control, quienes dan las espaldas o son indiferentes ante estos males, por el contrario, son diligentes para perseguir y enjuiciar a los que denuncian y señalan los autores de dichas desgracias; fortaleciendo la impunidad.
Amnistía Internacional (AI), Transparencia Internacional (TI), Centro de Estrategia y Estudios Internacionales (CSIS), diferentes organizaciones con cede en el país y en el extranjero; el gobierno de Estados Unidos y de otros países; el Papa, diplomáticos y millones de ciudadanos compartimos la evidente corrupción y su impunidad, habiéndonos expresados al respecto, pero que irónicamente ni las autoridades judiciales ni del gobierno central ni del congreso pueden ver lo incuestionable.
El País necesita un Juliana Assange y un Edward Snowden para desenmascarar todos los documentos oscuros y que demuestren los evidentes y megavoluninosos desfalcos del erario, así como los recursos naturales.
Durante mucho tiempo me ha llamado la atención el mensaje dejado por el poema “Ellos vinieron”, denominación más aceptada de las tantas variaciones de nombres conocidas, el cual quiero compartir con ustedes como preámbulo para entender su sabia moraleja.
Cito: “Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada”. Pastor luterano, Friedrich Gustav Emil Martin Niemöller, y que erróneamente se le ha atribuido a Bertolt Brecht.
En este sermón escrito en la semana santa de 1946, que al repetirse en la predicas fue tomando forma de poema, el autor aprovecha para expresar su arrepentimiento y cargo de conciencia como alguien que en una etapa de su vida defendió el nacionalismo nazi y luchó a favor de la tropas hitlerianas como comandante de navío. Pero que luego como una manera de excusarse expresó lo antes citado, entendiendo que el silencio que mantuvo ante los genocidios por el temor de morir lo hacía culpable de millones de muertos en el holocausto judío, comprendió que si todas la iglesias protestantes de ese entonces convergieran se hubiesen evitado la muerte de millones, pues era muy influyente en la Unión de Iglesias Protestantes de Alemania y existían otros pastores dispuestos a protestar a los que no se sumó, en este caso él calculó el miedo a protestar y el silencio. Debemos aclarar que él se opuso a Hitler y defendió el derecho de su iglesia por lo que estuvo en prisión durante muchos años, pero no se unió a las iglesias cristianas para defender la persecución judía.
Al recordar este suceso de la historia quiero hacer mi propia moraleja aplicada a la sociedad dominicana y a la situación que hoy vivimos a causa del miedo, el silencio y la complicidad ciudadana, con los sectores de poder a quienes les hemos permitido que violenten todos nuestros derechos y reine la corrupción.
La corrupción en el año 2012 ha provocado el desfalco más grande de nuestra historia republicana. Mega robos, sobrevaluaciones, sobornos, lavado de activos, sin consecuencias para los culpables y no hemos hecho nada. Negociaron y se robaron nuestras empresas estales y no hicimos nada. Nos han quitado la seguridad, la tranquilidad y la paz y tampoco hemos actuado. Pagamos la energía más cara con escasas horas de servicios y de igual manera hemos hecho nada. Pagamos la gasolina más cara subsidiada y de mala calidad, nadie ha hecho nada. Se están robando nuestros recursos naturales y destruyendo nuestro medio ambiente y aún nadie ha hecho nada.
Pagamos más de 600 mil millones de pesos o 15 mil millones de dólares al fisco, el cual dilapidan, malversan y no recibimos ningún servicio básico con calidad y nadie ha hecho nada. Parecería ser que nos están robando hasta el sueño duartiano y trinitario y no haremos nada, por lo que casi seguro que nos quedaremos con muchas deudas, sin derechos, perseguidos y puede que presos o acosados por la justicia que esta comprometida con los peores intereses de corruptos y ladrones del patrimonio del Estado.
No esperemos que la clase media desaparezca en la pobreza o que perdamos todo, aún estamos a tiempo para recuperar nuestra patria y proteger nuestras riquezas con soberanía absoluta.
Hasta cuándo? Despertemos! Urge que el pueblo levante la antorcha de la liberación y exija cuentas a quienes han traicionado su confianza. Es mi más grande sueño inducir a otros a creer en si mismo para que nuestra sociedad despierte y todos unidos concluir el sueño trinitario y restaurador.
@JTtaveras