La música genera colores específicos en las personas, ya que el cerebro está diseñado para percibir un color frente a las emociones que produce cada canción.
Un estudio realizado por la Universidad de California, Berkeley (Estados Unidos) encontró que personas de culturas diferentes eligen el mismo color ante la misma obra o canción. Por ejemplo, el Concierto para Flauta Número 1 en G mayor de Mozart despertó el amarillo o naranja, mientras que el Requiem en D Menor hizo surgir tonos oscuros. Por ese motivo, los investigadores consideran que los seres humanos comparten una paleta de emociones comunes que vinculan la música al color, y que se presentan en todas las culturas.
Sus conclusiones fueron publicadas en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
EL COLOR DE LA MÚSICA
Stephen Palmer, especialista a cargo del estudio, trabajó con alrededor de 100 hombres y mujeres que vivían en Estados Unidos o México. Los voluntarios escucharon diversas obras de Johann Sebastian Bach, Wolfgang Amadeus Mozart y Johannes Brahms.
Los participantes debían elegir cinco colores de una paleta de 37 tonos al escuchar cada obra. Con las obras alegres los voluntarios eligieron tonos brillantes, vívidos y cálidos, mientras que frente a la música más sombría o triste optaron por los colores oscuros u opacos. Dicho de otra forma, la música de ritmo rápido en una clave mayor se asoció con colores como el amarillo, mientras que las obras lentas y en claves menores se relacionaron con colores como el gris, negro y azul oscuro.
″Podemos predecir con una exactitud del 95% cuan felices o tristes son los colores que elegirán las personas, teniendo en cuenta cuan feliz o triste es la música que escuchan″, afirma Palmer.
El experto recalca que los resultados fueron consistentes en los individuos de diferentes culturas, algo que ″muestra el rol poderoso que tienen las emociones en como el cerebro humano pasa de escuchar música a ver colores″.
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