A las dudas que crean sus componentes y la demostración científica de que se relacionan con un mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2, ahora se añade el incremento de sufrir un 20% más de enfermedades cardiovasculares si se toma poco más de una lata al día.
Esta es la conclusión a la que llegan en ‘Circulation’, publicación de la Asociación Americana del Corazón de EEUU.
Al igual un estudio publicado en la revista Heart afirma que beber dos o más vasos de bebidas azucaradas al día está relacionado con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca.
El consumo de una o dos porciones al día de bebidas endulzadas con azúcar ha sido asociado con un aumento del 35 por ciento en el riesgo de ataque cardiaco o enfermedad cardiaca letal, un aumento del 16 por ciento en el riesgo de ACV, y un aumento de hasta un 26 por ciento en el riesgo de contraer diabetes tipo 2, según un informe publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology, que forma parte de un nuevo enfoque sobre el azúcar excesiva como factor de riesgo de enfermedad cardiaca.
Las bebidas azucaradas tienen cantidades muy altas de azúcar y además están en un medio líquido, lo que las hace fácil y rápidamente absorbibles.
La carga de azúcar, particularmente de fructosa es tan grande, que nuestro hígado tiene que convertirla en grasas para poderla almacenar. Parte de esta grasa va a circular en nuestra sangre en forma de colesterol malo (o colesterol LDL) y triglicéridos, los cuales con el tiempo llegan a formar placas y obstruir las arterias, causando que el corazón o el cerebro se queden sin irrigación.
Aunado a esto, también se activan procesos de inflamación, que favorecen la formación de estas placas y otros procesos que dañan células y órganos.
Es muy importante saber que la grasa que se aloja entre los órganos puede estar presente en personas sin sobrepeso u obesidad, por el alto consumo de bebidas azucaradas.
Para ejemplificar, los adultos que consumen una lata de refresco al día o más, tienen 22% más presencia de hipertensión y de triglicéridos altos que quienes no lo consumen.
El riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares es independiente de la presencia de sobrepeso u obesidad, lo que significa que una persona con peso normal, pero con un consumo frecuente de una porción de refresco o de alguna otra bebida endulzada, tiene mayor probabilidad de enfermedad cardiovascular, que otra persona que no las consume.
Teniendo en cuenta estos resultados, y los de otros muchos estudios, el mejor mensaje para una estrategia preventiva sería limitar el consumo de las bebidas endulzadas con azúcar y el de muchos otros alimentos que también contienen azúcar añadido.