Estefany Báez tiene miedo. Piensa que en cualquier momento aquellos que mataron a su esposo y a su hijo de dos años de edad, regresarán y terminarán con su vida y la de su otro vástago de ocho años.
El reconocimiento por rechazar un soborno de personas vinculadas al narco, según la joven de 26 años, fue lo que le arrebató a su compañero por cuatro años, el raso de la Policía Nacional, Paúl Encarnación Mejía, quien el pasado lunes fue asesinado mientras estaba frente a su vivienda con su hijo de dos años en brazos, en el barrio Ponce del sector Los Guarícanos, Santo Domingo Norte.
“No quiero vivir con miedo”, aseguró la dama que en menos de una semana ha tenido que enterrar a su esposo y a su hijo menor, Maicol Esteban Encarnación, quien falleció ayer al mediodía luego de permanecer cinco días interno en la unidad de cuidados intensivos del hospital pediátrico doctor Hugo Mendoza, por una herida de bala en la cabeza.
Aunque la Policía Nacional ha dicho que el móvil del asesinato fue un asalto para quitarle el celular a Encarnación Mejía, Estefany no cree que ese fuera el motivo, porque los hombres solo dispararon contra su esposo e hijo, dejando el teléfono en el lugar. “Quiero buscar adonde irme; no quiero estar en esta casa, ni salir de noche”, expresó Báez.
La joven recordó que acababa de llegar a su casa luego de salir a comprar algunos alimentos, cuando escuchó los disparos y vio a su esposo y su bebé tirados en el suelo frente a la casa que compartieron por dos años en el sector Ponce, en Los Guarícanos, Santo Domingo Norte.
No tenía problemas
Estefany Báez describió a su esposo como un hombre bueno que le gustaba jugar con los niños del sector.
Afirmó que no tenía problemas, ni enemigos, y entiende que hacer público el reconocimiento por no haber aceptado un soborno, fue que lo asesinaron y de paso también mataron al hijo de ambos.
Pide a las autoridades que se haga justicia y que apresen a los responsables.
MUERTE DEL NIÑO
La directora del hospital pediátrico Hugo Mendoza, Noldis Ismary Naut Suberví, explicó que el niño de dos años murió por las múltiples complicaciones que le causó el disparo en la cabeza.
Al pequeño Maicol Esteban se le realizaron estudios en la mañana de ayer y se le diagnosticó muerte cerebral, por lo que se mantuvo conectado a ventilador mecánico, hasta su fallecimiento cerca al mediodía.
Naut Suberví dijo que a la madre se le dio apoyo psicológico y explicó, además, que el niño sufrió una falla multiorgánica, trauma cráneo-encefálico severo y fractura conminuta parietal derecha por herida de bala.
POR UN CELULAR
El móvil del asesinato del raso policial Paúl Encarnación Mejía, de 24 años, ocurrida el lunes en Los Guarícanos, fue despojarlo de su celular, afirmó ayer el vocero de la Policía Nacional, coronel Frank Durán.
“El raso policial estaba frente a su residencia con su hijo en las piernas y tenía un celular en la mano, y cuando pasaron los desaprensivos lo vieron vulnerable y procedieron a quitarle el celular, pero no sabían que iban a asaltar a un agente”, explicó el vocero policial.
El coronel Durán precisó que ante el asalto, el raso reaccionó y sacó su arma, y los asaltantes hicieron un disparo que le arrebató la vida e hirió al pequeño que estaba en sus piernas.
“Podemos descartar el crimen organizado y decir que la muerte del agente se trató de un tipo de delincuencia común”, manifestó el coronel Durán.
Por la muerte del agente, la Policía apresó a Héctor Luis Sánchez, de 20 años, quien se encontraba en San Juan de la Maguana huyendo.
Según la Policía, Sánchez cometió el crimen junto a José Tavárez, quien se encuentra prófugo.
En tanto, Joan Joel Flores fue detenido por ser la persona que facilitó el arma de fuego con la que fue asesinado el agente.
Mientras que Cairo Feliz fue detenido por facilitar la motocicleta en la que se desplazaban los delincuentes.
La Policía llamó a José Tavárez a entregarse al cuerpo del orden público por la vía que entienda correspondiente.