Es algo incomprensible referir, como lo hicieron este Diario y Diarios de Santo Domingo, que la Virgen de las Mercedes se puso del lado de los que no eran más que unos invasores. En qué cabeza cabe que la Virgen se pusiera del lado de los invasores; siendo así que ellos eran, los Indios, los dueños legítimos de esta Tierra. Colón y su gente encontraron una tierra habitada con todas las de la ley.
Desde sexto curso de primaria, me dijeron que ´´el milagro de las Mercedes´´ consistió en que las flechas que los Indios lanzaban contra los españoles, se devolvían contra los mismos Indios y los mataban. Esto lo decía nada más y nada menos que el historiador Marino Inchaustegui Cabral. Otros dicen que los Indios corrieron despavoridos ante los españoles. Así fué la ´´batalla del Santo Cerro´´. ¡Cómo puede ser posible que a esta altura, estemos alimentando el fanatismo, el oscurantismo!
¡Así no se venera a la Virgen María! Veamos ahora el contraste de la autentica Virgen María. María celebra al que ´´deshizo los planes de los orgullosos, derribó a los reyes de sus tronos y puso en alto a los humildes. Llenó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías´´ (Lc 1,51) (¿no será por eso que algunos no les gusta el magnificat?).
Muchos cristianos/as (o mejor: religiosos) llenamos a la Virgen de joyas, mientras Dios la llenó de Gracia. Es el Dios que no ama de la misma manera: a los ricos los ama con severidad y a los pobres con ternura. Es el Dios que hace su entrada en la historia poniéndose al lado de los pobres y más que de los pobres, debemos decir de los empobrecidos por la injusticia. Escuchemos esta frase del Éxodo (el primer libro de la Biblia, no el Génesis que dice así: ´´Y para que sepan Ustedes que el Señor hace diferencia entre egipcios e israelitas (o sea: entre opresores y oprimidos)´´.
La Virgen María de las Mercedes es ´´Liberadora de cautivos´´, es una mujer del pueblo. La campesina de Nazaret, La Comprometida. La que sufre el dolor ajeno. La que no se queda en su casa, sino que emprende viaje a la montaña y auxilia a su prima Isabel que ya en edad, ha concebido un hijo. Nótese: no se queda en su casa orando por Isabel (como muchos de nosotros que nos ponemos sólo a rezar). A ella no le importó que acababa de recibir la gran noticia que la haría Madre de Dios. Precisándonos que ¡ni oración sin compromiso, ni compromiso sin oración!