La secretaria de Justicia de Estados Unidos, Loretta Lynch, defendió este martes su decisión de no someter a un proceso penal a Hillary Clinton por el caso de los mensajes privados cuando era secretaria de Estado.
“El expediente ha sido tratado como cualquier otro”, insistió Lynch, quien fue convocada por la comisión de Justicia de la Cámara de Representantes para explicar su decisión, puesta en duda por los conservadores.
El director del FBI, James Comey, anunció hace una semana el fin de una investigación que duró un año, mientras que la policía federal recomendó no iniciar proceso contra Hillary Clinton, actual candidata a la presidencia por el partido Demócrata. Al día siguiente, Lynch siguió esta recomendación.
Lynch negó haber estado influenciada por sus viejos lazos con el presidente Bill Clinton, con quien tuvo un reencuentro el 27 de junio en un aeropuerto de Phoenix.
“Fue una conversación a bordo de un avión, cuando estaba sobre la pista. El expresidente dijo que quería saludarme. Yo estuve de acuerdo en saludarlo. Tuvimos una conversación social. No discutimos nada relacionado con la investigación de los correos electrónicos, no fueron discutidos casos o asuntos específicos del departamento de Justicia”, indicó Lynch.
Los representantes republicanos en el Congreso no han abandonado el asunto. Dos de ellos pidieron el lunes a la secretaria de Justicia abrir una investigación contra Hillary Clinton por perjurio, afirmando que hizo falsas declaraciones sobre los mensajes durante una audiencia parlamentaria en octubre de 2015.
Si bien James Comey no recomendó procesar a Hillary Clinton, criticó duramente la “extrema negligencia” de la exsecretaria de Estado al manipular información clasificada del servicio privado que utilizaba para comunicarse cuando era responsable de la diplomacia de su país entre 2009 y 2013.
“Su negligencia extrema significa que no se le pueden confiar los secretos más sensibles de un país”, acusó por su parte el republicano Bob Goodlatte, presidente de la comisión.
Sin embargo, los demócratas deploraron el ensañamiento de la mayoría, a menos de cuatro meses de la elección presidencial.