GINEBRA (Reuters) – El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dijo el miércoles que un acuerdo con los rebeldes de las FARC para poner fin a 50 años de insurgencia podría concretarse a fin de año si hay “suficiente voluntad política”.
Sin embargo, Santos insistió en que no estaba en consideración la posibilidad de postergar la elección presidencial del año que viene, algo que exigieron las FARC en las negociaciones de paz con el Gobierno que actualmente se llevan a cabo en La Habana.
“Si hay suficiente voluntad política, podemos lograr un acuerdo para fin de año (…) siempre que haya un deseo de avanzar”, dijo Santos en una conferencia de prensa en la sede europea de Naciones Unidas, en Ginebra.
Ambas partes comenzaron las negociaciones en noviembre pasado, más de dos años después de que Santos -ex ministro de Defensa y previamente considerado un hombre de línea dura en su trato con movimientos rebeldes- fuera electo presidente y empezara a expresar su voluntad pacifista.
Eso le costó inicialmente perder algo de popularidad, según encuestas de opinión, pero ahora está avanzando en los sondeos con un índice del 48 por ciento de popularidad mientras crece la aprobación del público para la negociación con los insurgentes.
Santos indicó en Ginebra que sólo un acuerdo que ponga fin a la lucha entre guerrillas de izquierda y el Ejército -que ha acompañado a una decena de gobiernos sucesivos- mantendrá a Colombia en el camino de un desarrollo económico sustentable.
El presidente aseguró que la postergación de la próxima elección estaba “fuera de discusión”.
“Dije desde el inicio que nunca haría cambios según mi propio beneficio. Para mí es una cuestión de principios. (La postergación) significaría extender mi mandato”, señaló.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) pretenden la suspensión de los sufragios para permitir la creación de lo que definen como una Asamblea Nacional Constituyente para iniciar un período de cambios constitucionales y sociales radicales.
En el foco de su larga lucha contra el Gobierno colombiano se encuentra lo que ambos grupos rebeldes consideran una injusta distribución de tierras y una serie de políticas que benefician excesivamente a los ricos y a los intereses extranjeros, en especial los de Estados Unidos.
Pero Santos se ha negado regularmente a considerar cualquier tipo de cambios a las instituciones o al modelo económico colombianos como condición para las tratativas de paz, y sus funcionarios dicen que las FARC parecen estar intentando modificar los términos de las negociaciones.
En un comunicado conjunto publicado el lunes, las FARC -que según se estima cuentan con unos 10.000 combatientes- y su tradicional rival de izquierda ELN -con unos 3.000- dijeron que querían que cada actor se involucrara en la resolución del conflicto.
“He dicho varias veces que estoy a favor de negociar con el ELN (…) pero habrá dificultades si ellos no se mueven en la dirección correcta”, sostuvo Santos.
El presidente colombiano, que se halla en Ginebra para una sesión del Consejo Económico y Social de la ONU, dijo que no acordaría la inclusión del ELN en las negociaciones de La Habana ni tampoco negociaría con ellos unilateralmente hasta que liberen al geólogo canadiense secuestrado Jernoc Wobert.