“Uno de morro (niño) hace cosas que no tiene que hacer, pero cuando se hace adulto y uno tiene hijos, la mente madura y eso que hiciste ya no querés hacerlo. Todo ser humano tiene derecho a cambiar, no toda la vida va a andar uno haciendo cosas ilícitas”, dijo uno de los líderes de la mara Salvatrucha, la principal organización pandillera del país, al diario El Faro. La organización delictiva abría así la puerta a una posible disolución si se negocia entre el gobierno y las otras pandillas rivales, Barrio 18 y sus afines. El portavoz de Presidencia, Eugenio Chicas, dijo que había que tomar en serio la propuesta.
El ministro de Educación, Carlos Canjura, explicó ayer (12.01.2017) en una conferencia de prensa que aproximadamente 36.000 estudiantes abandonaron el sistema educativo salvadoreño en 2016, de los que un estimado de “alrededor de 14.000 y 15.000” lo hicieron por la violencia. Estas declaraciones fueron dadas durante la presentación de un plan de seguridad escolar que se aplicará en 1.200 escuelas de las 5.136 que posee el sistema público. Fuentes policiales y de maestros consultadas por Efe señalan que las pandillas infiltran a su miembros menores de edad en las instituciones educativas para reclutar a otros o para traficar drogas al menudeo.
“Las FARC lo han hecho…”
Entre los motivos que han propiciado este paso por parte de la organización criminal está, sin duda, la guerra abierta por el gobierno de Sánchez Cerén a las bandas en el país. Pero también, según los propios pandilleros promotores de la propuesta, a la inspiración que ha supuesto el proceso de paz en Colombia. “Las FARC lo han hecho”, contestaban a la prensa local sobre si estarían dispuestos a entregar las armas. “Ellos después de andar matando gente, de ser terroristas, se van a reinsertar como ciudadanos”, dijo.