La operación Espadas de Hierro ya ha comenzado con numerosos bombardeos de la aviación israelí sobre el enclave palestino en respuesta al ataque a gran escala del sábado por parte de las milicias de Hamás.
Una acción sorpresa con miles de cohetes lanzados contra territorio israelí que ya se ha cobrado al menos 600 muertos y más de 1.800 heridos, según fuentes sanitarias israelíes.
A esto se suma la entrada en el sur de Israel de milicianos armados que han tomado un número desconocido de rehenes civiles y prisioneros militares, además de varios enclaves en al menos ocho localidades hebreas.
NI VISTO NI ESPERADO
«Lo sorprendente no es el número de misiles lanzados por Hamás, sino la incursión en territorio israelí y la toma de poblaciones. Eso nunca se había visto y no era esperable», sostiene Enrique Ayala, analista de la Fundación Alternativas y general de brigada retirado del Ejército Español.
Centenares de milicianos armados han cruzado las fronteras por tierra, a través de lanchas neumáticas e incluso en parapentes motorizados, señala Ayala, que apunta cierta «vulnerabilidad de la defensa israelí», en pleno Shabat y en el cierre de la festividad judía del Sucot.