La Iglesia Católica demandó de una clase política que se revista de valores humanos, de justicia, honestidad, transparencia y respeto.
Indica que no hay paz cuando se encuentran familias que viven en condiciones infrahumanas, al tiempo que lamenta que el país tenga tantos jóvenes buscando la oportunidad de un empleo en el sector público o privado y se les cierran las puertas, guardando éstos en su interior la desilusión.
“Esta situación institucionalizada debe terminar. Contra ella debemos luchar. Esta realidad tiene que ser enfrentada por nuestros políticos. Es un tema esencial de la campaña electoral que ya está en la recta final”, apunta el semanario Camino.
Indica que se hace necesario el político que tiene una alta consideración y una profunda conciencia de su papel, que refleje credibilidad y que trabaje por el bien común y no por sus intereses. Cree que es bienaventurado el político fiel, coherente y comprometido en llevar a cabo un cambio radical.