La orden de arresto hacia Lee Jae-yong ya está emitida, la fiscalía del país dice tener pruebas de que el vicepresidente y heredero del gigante de la electrónica coreano está implicado en la trama del caso de ‘la Rasputina surcoreana’, que llevó a la destitución de la presidenta, Park Geun-hye.
Lee ha estado declarando durante 22 horas a finales de la semana pasada por el caso de corrupción, se cree que la compañía coreana realizó donaciones – 18,6 millones de dólares – a fundaciones y empresas controladas por Choi Soon-il. Ella es la citada ‘Rasputina’ y amiga de la presidenta Park.
En resumidas cuentas, por lo que se acusa a Lee es por haber ofrecido ayuda económica a cambio de favores a su empresa, como por ejemplo lograr que el Servicio Nacional de Pensiones aprobara la fusión entre subsidiarias de Samsung. Además de esta sospecha, también se realizaron transacciones para financiar la formación ecuestre de la hija de Choi.
Lee ha confirmado que las transacciones son reales, pero asegura que no tienen nada que ver con favores a Samsung. Según se apunta, conseguir fusionar empresas del conglomerado – Samsung C&T y Cheil Industries- le daría un mayor control a Lee Jae-yong sobre la firma.
El heredero
A sus 48 años Lee es vicepresidente de Samsung, la empresa que fundó su abuelo, hoy motor económico del país
Es justo comentar que el joven empresario – 48 años – asumió el cargo de vicepresidente y las riendas de la empresa coreana el pasado octubre, tras el infarto de su padre, Lee Kun-hee (dueño y hombre más rico de la nación asiática). Lee Jae-yong fue apartado de su cargo por el Parlamento de Seúl en diciembre al aparecer su implicación en el caso.
Lee Jae-yong es también conocido como Jay Y. Lee, tiene dos hijos y su divorcio fue el más caro del país. Su intención es transformar Samsung para que deje de ser un conglomerado familiar, pero no será Presidente hasta que su padre fallezca (los accionistas quieren que lo sea ya).
El arresto y la complejidad del caso van a tener un impacto importante sobre la economía del país y la multinacional coreana, que ya ha vivido un año pasado bastante movido con el asunto de las baterías en su teléfono estrella, también con la llamada a revisión de millones de lavadoras.