Santiago, RD.- Los actos delincuenciales que se registran en la República Dominicana son alarmantes. Ya no se trata solamente de los simples robos de celulares y los saqueos que se hacen frecuentemente a las viviendas. Los pillos asaltan camiones de valores, establecimientos comerciales y bancos comerciales.
Nadie está seguro en este país. Ni siquiera en su propio hogar. No hay un dato estadístico exacto, pero se cree que por lo menos un miembro de cada familia dominicana ha sido víctima de la delincuencia.
Las autoridades no han asumido con suficiente responsabilidad el tema de la seguridad ciudadana. Por lo que se puede percibir parece que los hechos delictivos en este país están produciendo más muertes que el cáncer y los accidentes de tránsito.
Desde el Estado se han enfocado en otros temas que, aunque no dejan de ser importantes, no preocupan tanto como la inseguridad que vive la familia dominicana.
De qué vale gozar de ciertos privilegios si no hay garantía de la seguridad física de ningún ciudadano.
Cómo se atrevería un padre de familia pasar un momento de ocio con su esposa e hijos en un parque, en un cine o en establecimiento comercial si no sabe si van a regresar a casa con vida.
Pareciera una exageración que la delincuencia haya tomado tanto terreno en el país, pero los hechos delictivos demuestran esa lamentable realidad que mantienen a la población dominicana en un miedo extremo y al borde de la desesperación como nunca antes.
La inseguridad, sin dudas, es ahora en el país, el mal que más afecta a los dominicanos, así como a los inversores extranjeros y a aquellos que nos visitan para disfrutar del turismo que brindan nuestras playas.
Sin seguridad ciudadana no hay familia feliz ni pueblo que avance.
Busquen las causas de este flagelo, y por favor, frenen ya la delincuencia para que los dominicanos no desaparezcamos antes de tiempo.