MADRID.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que la lucha contra la corrupción, sea en países desarrollados o en vías de desarrollo, es imprescindible para evitar la inestabilidad y el desorden en el mundo, dijo hoy a Efe el director de su Departamento Jurídico, Sean Hagan.
Según este alto funcionario del FMI, que se encuentra de visita en Madrid, cuando la corrupción se convierte en un mal endémico puede desestabilizar un país, generar incertidumbre y dañar seriamente su crecimiento económico.
“La corrupción no es un crimen pasional, sino un crimen calculado”, afirmó.
Se trata -explicó- de un fenómeno que afecta a todas las estructuras del Estado, que puede causar focos de violencia y conflictos civiles que tienen efectos devastadores para la población.
“El imperio de la ley y el orden no es una mera regla institucional, sino una estructura legal en la que la gente debe confiar… Si el pueblo cree que la Policía, los abogados o los tribunales están corrompidos, el imperio de la ley se hunde”.
Para el FMI, el liderazgo responsable y el fomento del crecimiento sostenible son buenas maneras de combatir la corrupción, mientras que la educación, el sistema de salud y las propias instituciones sufren cuando la corrupción se hace endémica.
Hagan puso el ejemplo de Singapur, donde el sistema corrupto previo a la independencia, en 1965, fue eficazmente combatido por el ejemplo personal de su líder, Lee Kuan Yew.
El director del Departamento Jurídico del FMI insistió en que “la urgencia de luchar contra esta lacra afecta por igual a los países desarrollados como a los que están en vías de desarrollo”, y puso como ejemplo los llamados “Papeles de Panamá”, que destaparon casos de actividades ilícitas y evasión fiscal.
También se refirió a la caída del régimen ucraniano en 2014, el fracaso de “la primavera árabe” o la detención de numerosos opositores en Rusia la semana pasada cuando se manifestaban en las calles.
El Fondo Monetario, aseguró Hagan, se ha comprometido con un código de buenas prácticas que aseguren la transparencia y la asunción de responsabilidades a la hora de gestionar sus recursos.
“¿Qué pueden hacer los países? -se preguntó. Pues creo que el desarrollo de instituciones fuertes es el mejor antídoto en la lucha contra la corrupción”.
Sean Hagan no quiso comentar cómo han afectado al FMI las irregularidades en las que se han visto involucrados algunos de los últimos directores-gerentes del propio Fondo Monetario alegando que se trata de asuntos “sub iúdice”, esto es, pendientes de resolución judicial. EFE