Recientemente formé parte de un grupo de trabajo que en representación del Ministerio Público de la República Dominicana, participo en el Taller sobre Criptomonedas para Fiscales “Siguiendo el dinero”, el cual fue organizado por la Organización de los Estados Americanos (OEA) vía su grupo de trabajo denominado Reuniones de Ministros de Justicia u otros Ministros, Fiscales y Procuradores Generales de las Américas (REMJA), en la ciudad de Lima, República del Perú. Dicho evento contó con la integración regional de representantes de ocho países miembros, abordándose de manera magistral y focalizada los temas vinculados a las monedas emergentes, donde los países participantes asumieron como objetivo principal, mejorar las estrategias y las capacidades para dar seguimiento al dinero ilícito que se puede mover desde esta nueva plataforma comercial.
Sin embargo, más allá del objetivo principal del cónclave, nuestra presencia allí sirvió para compartir con extraordinarios compañeros del Ministerio Público Dominicano, conocer profesionales de altísimas competencias técnicas, tanto Dominicanos como extranjeros, así como también, para continuar realizando los contactos estratégicos y de cooperación con miembros del Ministerio Público de Perú, Costa Rica, Paraguay, Argentina, Brasil, Ecuador y Chile, con quienes la República Dominicana mantiene los acercamientos y las relaciones que sostienen la persecución del crimen transnacional en la actualidad.
Cuando hablamos de crimen organizado, la cooperación jurídica internacional es una herramienta fundamental para enfrentarlo con éxito, más aun tratándose de ciberdelincuencia, criptomonedas y blockchain, sin dejar de lado los delitos tradicionales pero que tienen impacto global, como el narcotráfico, el tráfico de armas, tráfico de personas y el terrorismo. Durante nuestra participación en la ciudad de Lima hemos conocido de estrategias regionales para eficientizar la prevención y persecución penal en todos sus ámbitos, las cuales pueden ser aplicadas en nuestro territorio, así mismo se articularon acciones para monitorear posibles espacios vulnerables en lo que respecta a la seguridad regional fronteriza y marítima, como lo constituye la ruta terrestre denominada Corredor Bioceánico, como posible ruta alternativa al canal de Panamá.
En definitiva, América latina necesita seguir unificando criterios de persecución y prevención del crimen. En el caso de la Republica Dominicana estamos obligados a incorporar herramientas y experiencias comparadas que nos permitan seguir siendo referencia regional de estabilidad política, económica y social, donde el control efectivo del crimen es esencial para promover y garantizar la presencia de ciudadanos del mundo en nuestros polos turísticos, deportivos y culturales.
Participando en estos foros internacionales confirmamos que la persecución del crimen organizado sigue siendo el mayor desafío de los países de la región, donde la apertura de fronteras físicas y la era digital facilitan medios para las operaciones ilícitas, lo cual nos obliga a coordinar, trabajar en equipo y busca soluciones globales a problemas domésticos, donde instituciones como la REMJA-OEA deberán seguir ejerciendo el liderazgo suficiente para que las personas puedan vivir en paz. Desde mi espacio seguiré incentivando que nuestras instituciones sean pioneras en acercamiento, compromiso y actualización de sus miembros, quienes como embajadores de sus respetivos países, los representan con sentido de pertenencia y mucho orgullo patrio.