Las elecciones a celebrarse el próximo 6 de noviembre, en los Estados Unidos de Norteamérica, son trascendente en ella está el futuro no solo de esa gran nación, la más poderosa del mundo, eje fundamental en el equilibrio económico y político de la humanidad, así como para la paz mundial. Sobre todo en estos momentos que Europa está siendo azotada por una crisis económica que hace tambalear al Euro como moneda única.
El Tampa Bay Times Forum, en Tampa Florida, EE.UU, fue escenario de la Convención del Partido Republicana, que eligió a Mitt Romney como candidato presidencial, y a Paul Ryan como candidato vicepresidencial. Un invitado inesperado visitaba la florida, la tormenta Isaac.
Willard Mitt Romney, nacido el 12 de marzo del 1947, en Michigan, es empresario y político, fue gobernador por el estado de Massachussetts del año 2003 hasta el 2007. Tiene una solida formación intelectual estudio en la Universidad Brigham Young y las prestigiosas escuela de Derecho de Harvard Law School , negocios en Harvard Bussiness School.
Es co-fundador de Bain & Company, una firma de inversión de capital de riesgo. Esta empresa financió el inicio del gigante Staples, Sports Authority y Domino´s Pizza, entre otras operaciones importantes. Su compañía tiene 25 oficinas distribuidas en diferentes países.
Fue precandidato Presidencial en el 2008 y anunció el 7 de febrero del 2008 su retiro de la carrera por la nominación interna del Partido Republicano.
Hombre de formación religiosa perteneciente a la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días, se convierte en el primer miembro de esa iglesia que alcanza la nominación presidencial por un partido político norteamericano.
Es un hombre que ha llevado una relación armoniosa entre las actividades cívicas comunitarias, la política y los negocios. Aspiró a la candidatura a Senador en el año 1992, por el Partido Republicano, sin éxitos, pero es de los hombres que entiende la vida como una carrera con obstáculos, en la que no todos son salvables en el primer intento.
La sociedad norteamericana tiene una alta referencia del Romney, como administrador exitoso, porque en el año 1992, fue designado por el comité organizador de las Olimpiadas de Invierno, celebradas en Salt Lake City. Transformándola de manera exitosa. En el año 1999 el Comité Organizador de estos juegos estaba pasando por una etapa de crisis profunda por escándalos de corrupción y crisis económica, cuando volvió a ser llamado, rescatando las olimpiadas y superando un déficit de 379 millones de dólares y enrolando a 23,000 voluntarios, lo que demuestra varias cosas fundamentales en un candidato presidencial, capacidad gerencial, liderazgo y confiabilidad en un momento de crisis.
La sociedad estadounidense todavía no ha superado la impronta de la crisis del año 2009, y su recuperación ha sido lenta, la creación de empleos no ha ido al ritmo deseado, los conflictos en política internacional como la situación en Siria e Irán, son preocupaciones insatisfechas para los ciudadanos de EEUU, acostumbrado a una política exterior más agresiva. A la política exterior del Presidente Barak Obama, la abordaremos en un artículo especial, donde ponderaremos los grandes esfuerzos realizados por Hillary Clinton.
Los principales analistas expertos en política estadounidense, como Antonio Caño, destacan que el candidato republicano, no aprovechó el escenario de la convención para en su discurso destacar sus virtudes, sino, que se concreto a decir, “que él no es Barack Obama, con la esperanza de que la decepción con el presidente sea tan grande que lo aúpe, sin más, a la Casa Blanca.” Además refiriéndose a los daños de la administración Obama, Romney se presentó como el hombre que viene a corregir los daños causados por Obama –“no por mala intención, sino porque no sabe cómo funciona la economía,”- y a bajar al país a su realidad económica después de cuatro años de oratoria abundante y promesas incumplidas. Es un reparador, no un visionario.
A nuestro entender, su discurso tuvo las características que las circunstancias norteamericanas demandan en este proceso electoral, sobrio, no eufórico, esperanzador, porque dijo, “Obama prometió parar la crecida de los océanos y curar el planeta”, mientras miraba al auditórium, en alusión irónica a las prioridades ecológicas del actual gobierno”, como destaco para la agencia EFE, Jose Manuel Sanz. Romney, prometió crear un montón de empleos, y se atrevió hablar de cifras, enunció la creación de 12 millones de plazas, pasando la página de los cuatro años de Obama.