Javier Aliaga
La Paz, 20 abr (EFE).- La ciudad boliviana de Santa Cruz, la más rica y poblada del país, ha vivido estos días una violencia brutal por asesinatos cometidos por sicarios extranjeros y teme ir camino de una situación similar a la que sufre Ciudad Juárez, de México.
La Gobernación y parlamentarios de Santa Cruz, motor agrícola del país, están tan preocupados por la “narcoviolencia” que han ilustrado su situación comparándola con la de la ciudad mexicana, fronteriza con EE.UU.
“Santa Cruz se está transformado en la Ciudad Juárez de Suramérica. Lo lamento porque es profundamente preocupante, pero hay evidencia de ajustes de cuentas en cada esquina”, dijo hoy a Efe el parlamentario Tomás Monasterios, representante de Santa Cruz.
La comparación con Ciudad Juárez “es una buena forma de expresar la preocupación que está sintiendo la ciudadanía cruceña respecto a los niveles de violencia que en los últimos dos años se han dado en la ciudad y en el departamento de Santa Cruz”, comentó también a Efe el secretario de Gobierno de la Gobernación, Vladimir Peña.
El mismo gobernador, el opositor Ruben Costas, ha expresado la sensación de que esa ciudad, que tiene cerca de dos millones de habitantes, se encamina hacia una espiral de violencia de magnitud y ha criticado que muy pocos hablen de ese riesgo con claridad.
Ahora, nueve asesinatos en quince días han aterrorizado a la población de esta región, donde en los últimos años se han producido decenas de ejecuciones por la acción de las bandas del narcotráfico.
Esta semana los cruceños sintieron escalofríos al ver el vídeo de una cámara de seguridad, difundido por los medios, que registró a un sicario persiguiendo con disparos a un comerciante que rogaba por su vida y que fue rematado con un tiro en la cabeza.
El crimen, registrado el lunes, provocó que el Gobierno ordenara una persecución contra los presuntos sicarios con la advertencia de capturarlos “vivos o muertos”, lo cual aumentó la alarma porque la policía puede disparar si hay resistencia armada a una detención.
En las últimas horas, la policía presentó a un supuesto sicario brasileño acusándolo de ese crimen y a dos colombianos como presuntos autores de la muerte de un peruano al que acribillaron a principios de mes porque no pagó una deuda de 300.000 dólares.
Según las autoridades y expertos en la lucha contra las drogas, el factor determinante para el aumento de la criminalidad en Santa Cruz es el narcotráfico porque esa ciudad está en la ruta de la cocaína producida en Bolivia y en Perú que se dirige a Brasil.
“Esta ciudad de Santa Cruz se ha convertido en el epicentro de los negocios de la droga por su ubicación geográfica”, dijo Peña.
A juicio de Monasterios, en Santa Cruz ya existe una presencia de carteles internacionales de la droga, algo que el Gobierno del presidente Evo Morales se niega a aceptar explícitamente, aunque a veces hable de organizaciones criminales con alianzas externas.
Para los narcotraficantes la ubicación de Bolivia en el centro de Suramérica, con una frontera de alrededor de 7.000 kilómetros con cinco países, resulta favorable para sus delitos.
Brasil tiene una frontera con Bolivia de 3.400 kilómetros y es el segundo país del mundo consumidor de cocaína, después de EE.UU., cuyo límite territorial con México es menor (3.200 kilómetros).
A medida que los narcotraficantes se acercan a la frontera aumenta la violencia en el departamento cruceño porque allí se acumula la cocaína a la espera de pasar a Brasil, donde el 60 % de la droga que se decomisa proviene de Bolivia, según datos oficiales.
Las autoridades cruceñas también han acusado al Gobierno de no hacer lo necesario para combatir las causas de la violencia que, a su juicio, son las redes del narcotráfico que producen la cocaína usando plantaciones ilegales de hoja de coca.
“El narcotráfico trae armas, dinero sucio y ajustes de cuentas y eso estamos viviendo en Santa Cruz porque el Gobierno nacional no ha hecho lo que corresponde al ver el peligro”, dijo Peña.
Sin embargo, el Gobierno siempre ha replicado que tiene récords en decomiso de cocaína y detenciones, ha logrado reducciones netas de cultivos de coca y ha enviado estos días a Santa Cruz un centenar de policías de elite que “limpiarán” la ciudad de criminales.
El ministro de Gobierno, Carlos Romero, planea además un rápido censo de extranjeros que comenzaría en la capital cruceña para verificar si tienen antecedentes penales en sus países.
El censo apuntaría a identificar a los extranjeros sin papeles, que se calculan entre 5.000 y 6.000 en Bolivia, por la presunción de que entre ellos están quienes han comenzado a operar como sicarios en un nivel de violencia desconocido hasta ahora en este país. EFE