La carta de los diputados de los partidos Revolucionario Dominicano (PRD) y Revolucionario Moderno (PRM), son reveladoras de la falta de liderazgo y la carencia de formación política e ideológica que los ubique en un plano más allá del momento de buscarse lo suyo en esas dos entidades.
Son grupos de oportunistas que no buscan más que beneficios personales, individuales e incapaces de respetar el pueblo, a su partido y a las autoridades mismas que se supone los dirigen. Por eso, sólo preocupa que si no hay un acuerdo no podrán salir, el fin de ese acuerdo, los objetivos que deben buscarse no importa. Solo ellos y sus intereses. ¡Qué cachaza tienen!
¿Es su planteamiento unidad?
El móvil que los lleva a ellos a este planteamiento no es la unidad, sino la necesidad de seguir en el puesto y para eso, todo importa.
No les importa la democracia, la seguridad pública, la salud y menos el trabajo político y el respeto y la consideración del pueblo, de sus votantes que se supone deben ser principio en un dirigente político.
Son verdaderos desconsiderados que lo único que buscan es retener un puesto, debieron firmar esta carta antes que el partido se dividiera y sopesar las consecuencias de sus actos.
Ellos saben que las gentes de sus barrios y comunidades en las circunscripciones electorales que representan tienen pésimas valoraciones de ellos y con sobrada razón.
No han servido más que para ser gestores de recursos para canalizar dádivas, mosquiteros, canastillas y uno que otros utensilios o recetitas de medicinas.
Nada de lo que fueron electos, no son representantes de comunidades ni les preocupa las suertes de los ciudadanos que deben representar.
Salvo honrosas excepciones, que las hay, no tienen nada que contar a favor de la gente y de los sectores que deben representar.
Basta de carnaval en la política, el que quiere hacer negocio que haga sus negocios en las actividades más lucrativas que encuentren. Total, la mayoría de ellos ya tiene ese perfil.
Renovación social
La sociedad dominicana necesita estímulo, una fuerza moral y renovadora que sea capaz de inspirar un hombre nuevo y un modelo nuevo en nuestra juventud.
El tigueraje, en su máxima expresión de la degradación social y humana no puede seguir siendo el ejemplo.
No sé cuáles hechos, cuáles personajes y en qué momento, se pueda encarar este reto. Lo muy cierto es que si no ocurre nada, seguiremos en camino del despeñadero. Criminalidad, violencia, delincuencia, corrupción, impunidad, amor y pasión por el dinero fácil son las metas y las normas.
La sociedad dominicana tiene que sacudirse y redefinirse en un plano social y moral, pero eso no va a pasar si antes no ocurre en lo político ideológico.
Mientras el fin sea hacerse rico, el dinero fácil para ascender o mantener poder, al multitudinario club de los placeres y consumidores, entonces estaremos jodidos.
No podemos seguir limitando la democracia a una simple libertad de expresión y de emisión de un voto, que no es más que una carta en blanco a representantes que luego quieren hacer lo que les conviene.
Por: Amable Grullón.Director De http://www.cibaoaldia.com/