El líder norcoreano, Kim Jong-un, cumple hoy años en una jornada en la que no hay previstas grandes celebraciones y en vísperas de la primera reunión de alto nivel entre las dos Coreas en más de dos años.
A diferencia de los días en los que se conmemoran los nacimientos de su padre y su abuelo, el cumpleaños del actual líder, el tercero de la dinastía Kim, no es un festivo nacional en Corea del Norte y no suele incluir ninguna gran celebración.
Aun así, en 2014 el régimen organizó en Pyongyang para su aniversario un partido de baloncesto -deporte del que Kim es un gran aficionado- con jugadores de EEUU y norcoreanos y la presencia de la exestrella de la NBA, Dennis Rodman, con quien mantiene una estrecha relación y que le cantó el “cumpleaños feliz” en la pista.
El aniversario de Kim, cuya edad exacta se desconoce (se cree que tiene entre 34 y 36 años), llega este año el día antes de la primera reunión de alto nivel entre las dos Coreas desde diciembre de 2015, un encuentro centrado en lograr que Corea del Norte participe en los Juegos Olímpicos de Invierno que acogerá Corea del Sur en febrero.
La reunión entre las dos Coreas, que técnicamente se mantienen en guerra desde hace más de 65 años, se acordó después de que el líder norcoreano agradeciera en Año Nuevo la predisposición dialogante del presidente surcoreano, Moon Jae-in, y expresara su deseo de mejorar lazos con Seúl y de enviar una delegación a PyeongChang, sede de los JJOO.
La imagen de liderazgo de Kim se ha visto reforzada desde que llegó al poder en diciembre de 2011, cuando se creía que apenas rondaba la treintena.
Con él al frente la economía norcoreana ha crecido y se ha dado un enorme impulso al programa nuclear y de misiles, lo cual paradójicamente promete tener graves consecuencias sobre el PIB dada la gran cantidad de sanciones que pesan sobre el régimen (tan solo el año pasado la ONU aprobó cuatro nuevos y estrictos paquetes).
En todo caso, su rol como líder militar volcado con la defensa nacional se ha visto reforzado gracias a las exitosas pruebas de armas realizadas con especial énfasis en los dos últimos años y a sus mensajes insistiendo en la necesidad de tener un programa nuclear que disuada a Estados Unidos de una intervención en el país. Precisamente volvió a insistir en esto último durante su mensaje de Año Nuevo, en el que dejó claro que, pese a la voluntad de mejorar relaciones con Seúl, la carta nuclear no será por el momento negociable.
La participación norcoreana en los Juegos de PyeongChang y un mayor entendimiento entre las dos Coreas podrían contribuir a rebajar la tensión regional después de un 2017 marcado por las continuas pruebas de armas norcoreanas y las beligerantes respuestas del presidente estadounidense, Donald Trump, dirigidas a Pyongyang.