Escrito por: Susi Pola
En junio de 2010, Jordi Veras, sufrió un atentado, dejándole secuelas irremediables físicas y emocionales, perpetrado por un sicario pagado desde la cárcel de Rafey, de Santiago, junto a una asociación de malhechores, con conexiones fuera de la cárcel y dentro del cuerpo de la Policía Nacional. Jordi había sido el abogado de Miguelina Llaverías, víctima de tentativa de feminicidio. Ambos crímenes dirigidos por la mente maquiavélica del agresor de Miguelina, con tiempo, dinero y suficiente maldad como para ordenar las ejecuciones.
El sicariato en los casos de violencias de género y la ampliación de esos crímenes hacia el entorno de la víctima mujer, hacia toda persona relacionada, se han analizado suficientemente. Un odio asesino a ultranza, materializado por un sistema que favorece la impunidad.
El caso de Jordi Veras contra Adriano Román y compartes, tuvo catorce reenvíos en audiencia preliminar y una vez enviado a juicio de fondo, mantiene la manipulación histórica de los juicios realizados a este imputado que suele favorecerse en sus demandas.
El 4 de enero pasado, primera audiencia al fondo, el abogado del imputado, alegando haber sido contratado recientemente por el reo, solicitó plazo para estudiar el expediente, fijándose nueva audiencia para el 22 de febrero, cuando alegó no haberse puesto de acuerdo con Román, abandonando su defensa.
El tribunal aplazó el proceso a fin de se busque otro defensor, dándole plazo de 10 días y enviando el expediente a Defensoría Pública, pero con una ampliación del tiempo a solicitud del imputado.
El pasado día 19 de abril, fijado por el tribunal para conocer la causa, el abogado de la Defensa Pública alegó que el expediente le había sido asignado hacía 20 días, plazo “no suficiente para estudiarlo”, por lo que solicitó extensión para hacerlo. El plazo fue concedido, a pesar de los alegatos del Ministerio Público y de Jordi Veras Rodríguez, que se empezara a conocer el caso, al menos con la lectura de las acusaciones correspondientes, aunque el juicio fuera suspendido luego.
La defensa del reo, apoyada por los otros tres abogados del resto de la asociación de malhechores imputados, obtuvo la ganancia del tribunal que agregó un nuevo reenvío al rosario de los anteriores.
La justicia lenta, no es justicia y enumerando los males que aquejan a la nuestra, hay que señalar cómo se desgasta este procedimiento penal que la agilizaba y que se apaña en el tiempo para favorecer a las personas imputadas de crímenes tan maquiavélicos, como el que casi termina con la vida de Jordi.