Ex presidente Joaquín Balaguer cumple este sábado diez años de su muerte con un Partido Reformista reducido y agotado, en medio de los presagios de quienes vaticinaron que se llevaría el partido a la tumba y un legado disperso sobre sus herencias y aportes a la sociedad dominicana.
El viejo caudillo que durante más de 22 años gobernó al país, no toleró la disidencia interna y aplastó políticamente a quienes se atrevieron a intentar alzar vuelo por sí sólo dentro del Partido Reformista, que no conoció más liderazgo que el suyo.
Convertido en una poderosa maquinaria electoral enquistada en el Estado, que se reactivaba en cada campaña electoral, al grito de “Compatriota, Otra vez es Balaguer” o “Reformistas a la carga” Joaquín Balaguer Ricardo fue participó en todas las elecciones, excepto una, como candidato de su partido.
La única candidatura presidencial de su partido, que no fue sustentada por él correspondió a Jancito Peynado en 1996, ocasión en la que el líder reformista y gran parte de su gabinete respaldaban publica o soterradamente al candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
En esa ocasión, una vez eliminado el candidato Reformista Balaguer dio su apoyo decidido al candidato del PLD, Leonel Fernández Reyna, mediante la proclamación del Frente Patriótico para impedir la victoria del candidato del PRD, José Francisco Peña Gómez.
No permitió disidencia y jugó fichas marcadas
Balaguer retornó al Poder con vuelo propio en 1966, en medio de la intervención de las tropas norteamericanas como el candidato de los Estados Unidos y las fuerzas conservadoras, muchas de las cuales habían auspiciado su salida del país tras la salida el ajusticiamiento de Rafael Trujillo Molina, en cuya tiranía, a principio de la década de los 60s, se desempeñaba el puesto de “Presidente”.
En 1968, Joaquín Balaguer enfrentó el desafío interno de Augusto Lora para imponerse como candidato en las elecciones presidenciales del 1970, en la que tampoco permitió la participación para proclamarse Presidente por un nuevo período presidencial de cuatro años.
En las elecciones de 1974, obligó a la oposición aglutinada en el Acuerdo de Santiago a retirarse y abstenerse de participar en las elecciones en medio de uno de los más cruentos climas de terror que recuerde el país.
Sin embargo, en el 1978 cayó vencido por el candidato del PRD, Antonio Guzmán Fernández, quien no obstante tuvo que enfrentar una serie de intentos de desconocer la voluntad popular.
Balaguer volvió a ser vencidos en las elecciones del 1982, por Salvador Jorge Blanco, pero en medio del desarrollo de esa gestión logró reciclarse adoptando el social cristianismo como doctrina política y rodearse de figuras jóvenes para imponerse en las elecciones del 1986.
Desde allí mostró su habilidad para adaptarse a los tiempos, llegando a decir que no había cambiado, sino que eran las circunstancias las que había cambiado.
Se impuso nuevamente en el 1990 frente al profesor Juan Bosch y al PLD en medio de las denuncias de fraude y una crisis política y económica sin presentes.
En 1994 volvió a sus andanzas, esa vez frente a José Francisco Peña Gómez, pero las denuncias de fraude dieron origen a una crisis política que concluyó con una negociación para recortar su mandato en dos años, auspiciar reformas políticas y del Estado, así como la celebración de nuevas elecciones en 1996, en la que no podía presentarse.
Se presentó como candidato presidencial en el 2000, en las que ocupó el tercer lugar muy cerca de su antiguo aliado del PLD y a los que acusó de haberle comprado los votos para ocupar la segunda casilla que le permitiría enfrentar al candidato ganador de la primera vuelta, Hipólito Mejía del PRD.
Frente a la escasa cantidad de votos faltantes al candidato del PRD para ganar en primera vuelta, y en tercer lugar de los resultados, Balaguer auspició concluir esos comicios reconociendo el triunfo de Mejía.
La última etapa
La última etapa de la vida de Joaquín Balaguer estuvo marcada por las consultas y el intenso cabildeo con los opositores y sus antiguos adversarios que lo usaban como libro de consulta para lograr acuerdos de gobernabilidad en distintos aspectos nacionales.
Logró que sus adversarios del PRD y el PLD lo declararan “Padre de la democracia”, a pesar de que a ambos le robó las elecciones o le impidió participar en ellas en más de una ocasión para lograr perpetrar su régimen.
Durante los 12 años de su gobierno, de 1966 a 1978, se produjeron miles de asesinatos de jóvenes por motivos políticos, entre los que sobresalen, Orlando Martínez, Amín Abel Hasbum, Otto Morales, Maximiliano Gómez e incluso el héroe de la Guerra de Abril del 1965, Francisco Alberto Caamaño Deños, apresado y fusilado cuando encabezada una guerrilla en febrero del 1973.
Aunque en los posteriores diez años, del 1886 al 1996 fue más democrático y toleró las libertades, en esa ocasión cayeron o desaparecieron el sindicalista Barbarín Mojica, un dirigente popular hijo del antiguo líder de los trabajadores portuario y Narciso González (Narcisazo) otro de los casos más sonados de los últimos años como desapariciones forzadas desde el Estado.
Sus aportes
Su fallecimiento se produjo 14 de julio del 2002, a los 95 años de edad. Sus gobiernos se caracterizaron por su gran contribución social y su programa de construcciones de carreteras, caminos, acueductos, viviendas, represas, edificios públicos y otras obras en toda la geografía nacional.
El doctor Balaguer legó a la sociedad una amplia labor literaria compuesta por más de 60 libros, entre los que se destacan La Palabra Encadenada, Los Carpinteros, La isla al revés, Memoria de un Cortesano de la Era de Trujillo y entre otras.
Sus gestiones de gobierno se destacaron por su profunda vocación al ahorro interno, el gasto en obras de inversión y se consideraba un enemigo de los préstamos y el endeudamiento.
Además de los programas de obras viales y viviendas, Balaguer impulsó políticas de incentivo al desarrollo industrial, al turismo y las leyes de Reforma Agraria, que junto a la construcción de presas y canales de riego transformó la estructura productiva del campo dominicano.