El gobierno de Venezuela inauguró un nuevo capítulo del enfrentamiento con la oposición al instaurar el viernes una Asamblea Constituyente integrada por sus partidarios desafiando un creciente rechazo internacional, incluido El Vaticano, que teme la deriva autoritaria del país.
Los 545 delegados de la Constituyente, que reescribirá la carta magna, asumieron sus bancas en una sala del palacio legislativo a pocos metros de la cámara donde se reúne la Asamblea Nacional, dominada por los rivales políticos del gobierno, que exhortaron a sus seguidores a marchar.
“Mañana empezaremos a actuar desde esta Asamblea Nacional Constituyente… No se sorprendan porque llegó el poder constituyente originario a Venezuela”, dijo al ser investida presidenta la excanciller Delcy Rodríguez, que acusó a los manifestantes opositores de “violentos” y “fascistas”.
Cientos de simpatizantes del gobierno acompañaron a los miembros de la Constituyente a su toma de posesión con banderas venezolanas y retratos del expresidente Hugo Chávez, que prometieron devolver al edificio neoclásico, al grito de “íVolvió!”.
La imagen había sido retirada del palacio hace casi dos años, cuando quedó en manos de la oposición.
La primera dama, Cilia Flores, y el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, encabezaron la movilización oficialista.
Cabello hizo los nombramientos de la junta directiva de la Constituyente y aseguró que una de las primeras tareas del organismo será confrontar al Congreso opositor y a la fiscal general Luisa Ortega Díaz, que antes simpatizaba con el gobierno pero rompió recientemente con Maduro. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó este viernes medidas cautelares para proteger a la fiscal.
La instalación de la Constituyente intensificará la tensión política que ha generado casi cuatro meses de protestas contra el gobierno que han dejado al menos 121 muertos, casi 2.000 heridos y más de 500 detenidos.
El presidente Nicolás Maduro, que ha dicho que usará la Constituyente para sancionar a la oposición, fue el gran ausente de la sesión inaugural, aunque tenía previsto asistir.
No fue sino hasta horas más tarde, en un acto de aniversario de la guardia nacional bolivariana, que se pronunció sobre la Constituyente y aseguró que otra de sus medidas más urgentes será reparar a los miembros de las fuerzas de seguridad del Estado que han salido heridos durante los enfrentamientos con los “criminales”.
“Su único delito es salir a garantizar las vías públicas libres, las avenidas, las calles…”, dijo al agradecer su heroicidad por pelear contra los manifestantes.
Maduro adelantó que la Constituyente despojará a los parlamentarios de su inmunidad mientras que los legisladores advirtieron que sólo abandonarán el recinto por la fuerza.
Cada vez más países anunciaron que no reconocerán la Constituyente. La última crítica vino este viernes del Vaticano, que sostuvo que ésta “más que favorecer la reconciliación y la paz, fomenta un clima de tensión y enfrentamiento e hipoteca el futuro”. En tanto, el presidente francés Emmanuel Macron exhortó a renovar los esfuerzos para una mediación que evite un mayor derramamiento de sangre.
Macron y su homólogo estadounidense, Donald Trump, acordaron en la noche del viernes en una llamada telefónica presionar a Venezuela para que restaure los derechos de sus ciudadanos, según un comunicado de la Casa Blanca.
El Departamento de Estado en Washington había afirmado el jueves que la Asamblea es ilegítima y tiene la finalidad de consolidar “la dictadura de Maduro”.
“A la comunidad internacional queremos decirle que no se equivoquen con Venezuela. El mensaje está muy claro: los venezolanos resolveremos nuestra crisis entre venezolanos”, agregó Rodríguez durante su discurso de inauguración.
La oposición boicoteó la elección de la Constituyente del domingo alegando que las reglas beneficiaban al gobierno y casi todos los candidatos eran partidarios de Maduro. Este viernes se reunió en varios puntos del país para mostrar su rechazo a la investidura, pero no logró más que organizar una de las marchas más tímidas de los últimos meses. La protesta acabó de nuevo con choques violentos con las fuerzas del Estado.
“Están instalando una institución fraudulenta. No hay manera que ellos puedan desconocer el pronunciamiento de la comunidad internacional”, dijo desde una de esas marchas el vicepresidente primero de la Asamblea Nacional, Freddy Guevara.
Decenas de agentes de la Guardia Nacional en motocicletas y con equipos antimotines dispararon balas de goma y lanzaron granadas de gases lacrimógenos a manifestantes en el este de Caracas para dispersarlos.
Las dudas sobre la elección crecieron cuando el gerente general de una empresa internacional de tecnología informática electoral dijo que se habían alterado las cifras de participación. Maduro y el Consejo Nacional Electoral han rechazado esa acusación pero son cada vez más los gobiernos extranjeros que se niegan a reconocer a la Constituyente y muchos venezolanos temen que conduzca a un Estado unipartidista.
“Ha habido una erosión gradual de las prácticas democráticas y se ha cruzado un umbral importante”, dijo Michael Shifter, presidente del instituto de estudios Diálogo Interamericano con sede en Washington. “Calificar a Venezuela de democracia con esta nueva Asamblea Constituyente es situarse en terreno muy endeble”.
También este viernes, el exalcalde de Caracas, Antonio Ledezma, fue regresado a su domicilio después de su encarcelamiento sorpresivo hace unos días tras haber recibido un arresto domiciliario.