No tienen techo, no tienen nada. El incendio los dejó sin vivienda y sin ajuares por lo que hoy solo poseen las vestimentas que tenían puestas ese amargo día.
“Teníamos todo aquí, nadie esperaba esto”, dice con lamento Celia Santana, mientras muestra lo que quedó de la vivienda, luego de que un fuego ocurrido el pasado lunes 23 de marzo, dejara dos familias sin hogar.
Solo quedan levantadas las paredes del inmueble, ubicado en el barrio Capotillo, respaldo número seis, el cual dividido en dos viviendas albergaba hasta ese día a las ocho de la noche, a Celia y a su familia.
Pedazos de ropa quemada, madera y zinc es lo que queda, las ventadas y las puertas así como parte del techo quedaron destruidas.
Celia, su esposo Kelvin Beltré y su hijo de nueve años no estaban en la casa la noche del incendio, habían salido cinco minutos antes, según cuenta.
La familia se sostiene del salario de Kelvin, quien es sargento del Ejército Nacional, y recibe siete mil pesos mensuales.
El fuego, causado por un corto circuito, consumió totalmente su uniforme y carné, por lo que tuvo que buscar prestados 5,000 pesos para poder comprarlo y acudir a su trabajo.
“Perdí mi chamaco y mis documentos, entonces me tumbaron de una misión que tenia porque se me quemó mi uniforme, imagínese tuve que buscar prestado”, expresa mientras mira a su esposa e hijo caminar entre los escombros.
Intemperie
La vivienda es alquilada, la familia debe pagar mensualmente 2,500 pesos al propietario, al igual que su vecina Angelina, quien es madre soltera con cinco hijos, uno de ellos con condición especial.
“La vecina tampoco estaba y perdió todo, entonces tuvo que ir a casa de un familiar”, dice Celia, clamando por quien también está en igual condición.
Ella también dice que su familia está dividida, pues ha tenido que recurrir a casa de su madre con su hijo, mientras que su esposo se queda en casa de una hermana.
Lo poco que poseían se ha ido con el fuego, que según dice fue a causa de un corto circuito y que tuvo que ser apagado por los vecinos, ya que los bomberos llegaron tres horas más tarde.
“El incendio fue como a las ocho de la noche y los bomberos llegaron a las 11, perdimos todo”.
Aún tienen que esperar que el Cuerpo de Bomberos les dé un informe para llevarlo al Ejército Nacional y reportar lo que pasó, esperando algún tipo de ayuda. Su esperanza es que alguna institución pueda ayudarlos, “por lo menos con los ajuares”, dice Celia, pues no tienen cama donde dormir, ni silla donde sentarse.
La joven de 25 años, sueña con estudiar enfermería, pero todos sus documentos y certificación de media se quemaron, además de los pocos recursos que empeora su situación.
Para ayudar a estas familias pueden comunicarse al 829-939-5357 y al teléfono 809-621-0334.