SANTIAGO.-La utilización de calles y avenidas para la improvisación de negocios se expande desde al caso urbano a barrios periféricos de la ciudad de Santiago, en los que se instalan casetas para el expendio de productos, comidas, cafeterías, y venta de rubros agrícolas a transeúntes.
En la intersección de las avenidas Tamboril con Sabana Iglesia, a la entrada del populoso sector de Cienfuegos, numerosas personas han improvisado un mercado de ventas de víveres, los que ofertan a transeúntes a su regreso de su centro de trabajo.
Lo mismo ocurre en la avenida Yapur Dumit, en la esquina Los Jazmines en la zona Sur, además de las casetas colocadas en la aceras, para la venta de ropas, pollos al carbón, otros se dedican a la venta de rubros agrícolas también.
Una situación similar ocurre en la calle penetración de Los Salados viejos donde cada tarde se improvisa en el lugar; de igual forma ocurre, en el sector La Mina, a la salida al Embrujo Tercero.
Pero el reciente domingo, cuando transitaba por la avenida Guaroa del sector Los Ciruelitos he notado que toda la reata de la doble vía que compone dicho tramo comprendido entre las avenidas Jacagua y La Hatuey, pudo observar que está llena de caseta.
Entre estos improvisados negocios hay cafeterías, comedor, talleres de reparación de zapatos, ventas de víveres, entre otras ofertas, donde esta área convertida en un boulevard, los parroquianos desarrollan un activismo normal a nivel de tragos y música en plena vía pública.
La pregunta que quienes observan esta situación se hacen es que estos establecimientos cuentan con el permiso de las autoridades municipales, o lo hacen con el mote de que “son padres de familia”, y por eso sacrifican el ornato de las vías públicas.
Por décadas esta ha sido una de las justificaciones que han utilizado muchos para colocarse en las vías públicas para desarrollar sus actividades productivas, apadrinado por el clientelismo político.