La Oficina Judicial de Servicios de Atención Permanente del Distrito Judicial de Santiago impuso un año de prisión, como medida de coerción, en contra de un hombre al que le imputa cometer una serie de agresiones sexuales en contra de varias mujeres, incluyendo una adolescente de 17 años de edad, a las cuales abordaba en calidad de conductor de taxi por aplicación.
La medida fue ordenada por la Oficina Judicial de Servicios de Atención Permanente, que validó la imputación formulada por la fiscal Martha González en contra de Fernely Basilio Reyes, el agresor sexual que, usando un arma blanca, tipo machete, amenazaba a sus víctimas y las conducía a lugares apartados para abusarlas sexualmente. Su conducta recurrente, bajo la misma modalidad y características le atribuye la condición de violador en serie.
Atendiendo a la gravedad de los tipos penales que pesan sobre Reyes, el tribunal también declaró el proceso de tramitación compleja, ordenó el secuestro del vehículo, por considerarlo una prueba fundamental, y autorizó la realización de anticipos de pruebas, a fin de garantizar la obtención de los testimonios de las víctimas y sean parte de las evidencias a presentar en un potencial juicio.
La investigación fue iniciada por especialistas de la Unidad de Atención Integral a Víctimas de Violencia de Género, Intrafamiliar y Delitos Sexuales de esta Fiscalía que, en tiempos por separado, recibieron las denuncias de las víctimas, en narraciones que, por sus características, definían el mismo patrón y modus operandi del agresor.
El imputado, cuentan las víctimas, de cuyas identidades se hace reservas para evitar su exposición y revictimización, abordaba a las víctimas en lugares y tiempos separados, en su calidad de conductor de las plataformas Uber e Indrive y, desviándose de las rutas establecidas, amenazaba con matarlas si se resistían a lo que él les pidiera.
Usando como arma el machete que escondía debajo de su asiento, el agresor intimidaba a sus víctimas, a las cuales inicialmente les ofrecía dinero para que satisfagan sus deseos sexuales, y ante la negativa, usaba la fuerza, la amenaza y la coacción. Así condujo a su primera víctima hasta la carretera El Naranjo en La Barranquita, sur de Santiago, una zona completamente oscura y deshabitada.
Su próxima víctima contactó los servicios de la plataforma Indrive que le asignó al agresor. Una vez dentro del vehículo, el imputado cambió la ruta por lo cual la víctima se quejó recibiendo amenazas de parte del hombre. La mujer salió del vehículo y aunque trató de huir, el imputado la alcanzó y amenazó con matarla mientras la manoseaba y pretendía violarla, pero al paso de un vehículo el agresor huyó, oportunidad que la víctima aprovechó para correr hasta encontrar una vivienda donde pidió auxilio.
Entre tanto, la víctima menor de edad, solicitó los servicios de la plataforma Uber para dirigirse a la zona monumental, pero, el procesado, asignado para ese servicio de taxi, obvió esta petición, se desvió y tomó la calle Santomé en el centro de la ciudad de Santiago y en tanto le hacía preguntas de índole sexual, amenazó a la adolescente con matarla si no le permitía hacer lo que quería.