Los fondos que para gestión social denominado barrilito y cofrecito del cual se despojaron los diputados, pero defienden los senadores desnaturaliza la función de un legislador dando un golpe mortal a la institucionalidad”, afirmó ayer la Iglesia Católica de Santiago.
De acuerdo al análisis que hace el editorial del periódico Camino todavía permanece en el pueblo la satisfacción frente al anuncio del presidente de la Cámara de Diputados, Abel Martínez, de que los miembros de ese cuerpo legislativo renunciarán a los fondos que reciben cada mes para obras sociales y que ese dinero será destinado a centros de salud.
“El llamado Fondo de Gestión Social, conocido como cofrecito, se hace cada día más odioso”, establece el vocero del arzobispado de Santiago.
Además, dijo que es la expresión más elocuente del fracaso del Estado para dar respuesta a las necesidades básicas de la población. Para qué existen los diferentes ministerios si conjuntamente se han creado otros mecanismos paralelos de asistencia social.
De acuerdo a Camino le toca ahora a los senadores ponerse a tono con los anhelos de la ciudadanía que les exige destruir el barrilito y comprender por siempre que su misión es otra.
Informó la entidad que los millones de pesos que reciben cada mes, fuera de su salario los congresistas están al margen de la Ley.
“Tienen que entender que están ahí para legislar y fiscalizar”, dijo, tras agregar que salirse de esa función, para desarrollar programas sociales revestidos de caridad, le hace daño a su imagen, porque queda al descubierto que lo que buscan es aumentar el clientelismo para perpetuarse en sus cargos.
Indicó que llegó la hora de comenzar a construir la democracia y que “no sólo tengamos acceso a la parte política, sino a la social y económica”.