BUDAPEST. Hungría anunció este jueves que pidió a la Unión Europea (UE) le reembolsara la mitad de los 800 millones de euros que ese país dice haber gastado para construir en sus fronteras cercas de seguridad, una de las medidas de la controvertida política de Viktor Orban contra la inmigración ilegal.
Según el director de gabinete del primer ministro húngaro, Janos Lazar, la protección de las fronteras es un asunto de “solidaridad europea” de la que UE debe hacer “la demostración concreta”.
La UE “debe pagar su parte”, como la UE lo hizo con Italia, Grecia y Bulgaria, países de entrada de migrantes en Europa que recibieron un apoyo financiero específico de la Comisión europea, subrayó.
Orban se refirió a su demanda de reeembolso y a los “costos excepcionales”, en una carta al presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, dijo Lazar.
Abiertamente hostil a recibir refugiados, Orban hizo construir una cerca de alambre de púas a lo largo de 175 km de la frontera húngaro-serbia (sur) en el verano boreal de 2015, y luego otra en la mayor parte de la frontera húngaro-croata (sur).
Durante la gran oleada migratoria de 2015, unos 400.000 migrantes provenientes de Oriente y Oriente Medio transitaron por Hungría, antes de que la inmensa mayoría continuara su ruta hacia el oeste de Europa. Con la instalación de las cercas, disminuyó el flujo de migrantes.
En la primavera, Hungría anunció que terminó la construcción de otra cerca sobre el trazado de la frontera con Serbia, paralelamente a los alambrados de púa, equipada con cámaras térmicas y sistemas de alarma.
Los cercados son parte de las medidas de seguridad desplegadas en Hungría contra la inmigración ilegal, criticadas por representantes de la UE.
Actualmente hay 680 migrantes en territorio húngaro, según el gobierno local.