El hundimiento o desplazamiento ocurrido durante el fin de año en las carreteras Turística Gregorio Luperón y la que comunica el municipio de Altamira con el distrito municipal de Río Grande de esta misma demarcación, en la parte Oeste de Puerto Plata, obligan a un monitoreo permanente por parte de las autoridades.
Aunque los deslizamientos se produjeron durante una semana lluviosa, a las cuales se le ha atribuido el problema, es necesario reconocer que ambas vías atraviesan la cordillera Septentrional, la cual tiene una falla geológica o sísmica, por lo que el problema no se puede atribuir sólo a las lluvias.
Recordar que dicha falla produce de manera constante pequeños deslizamientos, en esta ocasión, los ocurridos provocaron interrupción momentánea del tránsito debido al desnivel generado, lo que impedía el libre tránsito vehicular por las zonas afectadas.
Lo preocupante del caso es que, en ambos tramos viales, residen personas quienes podrían estar expuestos a una desgracia si ocurre un evento mayor a los sucedidos recientemente.
De ahí que las autoridades debieran hacer una evaluación, por si es necesario realizar el desalojo de quienes residen en las zonas más vulnerables del trayecto en dicha zona.
En el caso de la histórica Carretera Turística Luperón, que conecta Santiago con Sosúa, Puerto Plata, los derrumbes son más constantes, pero lo ocurrido en Altamira que se produjo en una de las cadenas de montañas contiguas a dicha cordillera pone en evidencia que las fallas es amplia, lo que pone en evidencia la necesidad de que las autoridades mantengan una vigilancia permanente en dicha zona.
El reciente hundimiento, atribuido al aumento del nivel freático por las lluvias, desestabilizó las capas inferiores del pavimento, provocando el colapso de la vía en un tramo crítico. Expertos indican que las aguas subterráneas han arrastrado el material fino del relleno y la subbase, dejando el material grueso sin soporte adecuado.
El impacto de este evento no solo afecta la infraestructura, sino también a las comunidades aledañas, donde varias viviendas fueron arrastradas por deslizamientos hacia pendientes cercanas. Afortunadamente, no se reportaron pérdidas humanas, aunque las pérdidas materiales son considerables.
Desde su inauguración, la Carretera Turística Luperón ha enfrentado múltiples derrumbes y grietas, lo que ha obligado a sucesivos gobiernos a realizar intervenciones para mantenerla operativa.
No obstante, los residentes y usuarios de esta emblemática vía exigen soluciones definitivas que consideren tanto los aspectos geológicos como la necesidad de preservar este símbolo de la conectividad entre el Cibao y la costa atlántica.
A pesar de los desafíos, la carretera sigue siendo un eje vital para el turismo y la economía regional, uniendo comunidades como Gurabo, Palo Quemado, Pedro García y Yásica con los principales destinos de Puerto Plata.
Construida como una alternativa pintoresca y funcional a través de la Cordillera Septentrional, esta carretera fue inaugurada en la década del 1920 con el propósito de potenciar el turismo y facilitar el acceso entre el Cibao y la costa norte de República Dominicana.
A lo largo de las décadas, esta ruta ha sido reconocida por sus espectaculares vistas y su relevancia estratégica. Sin embargo, también ha estado marcada por constantes desafíos debido a la falla geológica que atraviesa la cordillera desde Samaná hasta La Isabela en Puerto Plata.