El hito importante del calendario de adviento es la fiesta de San Nicolás. Parece que este día abre la puerta a las celebraciones de invierno: el Año Nuevo y la Navidad.
Nicolás fue obispo en la ciudad de Myra (Licia, Turquía) en el siglo IV.
Según la historia, nació en una familia cristiana, desde la infancia se caracterizó por una especial devoción y se hizo sacerdote en 19 años. Incluso durante su vida era conocido por el hecho de que concilió a los enemigos, defendió a los presos inocentes, ayudó a los desprotegidos. De generación en generación decían que por sus buenas acciones, Dios le concedió al santo después de su muerte un don de ser invisible constantemente entre la gente, crear la justicia y remediar el mar.
Desde la antigüedad este santo es venerado como un hacedor de milagros. Sus reliquias desde 1047 hasta la actualidad se conservan en la ciudad de Bari, Italia, donde fueron llevados tras la conquista turca de Licia.
A las tierras ucranianas la veneración de San Nicolás llegó con el cristianismo. La fiesta de San Nicolás en Ucrania es una fiesta particularmente esperada por los niños. Los niños creen que en la noche del 18 al 19 de diciembre San Nicolás baja del cielo y pone debajo de almohadas los regalos para los niños obedientes, y las varas para los desobedientes.