Edificios públicos fueron afectados con microorganismos, causando daños materiales y afecciones a la salud
A mediados de noviembre del pasado año los empleados de los ministerios de Medio Ambiente y de Turismo recibieron una notificación donde se les informó que las labores dentro de la sede administrativa estaban suspendidas durante los cinco días siguientes.
El edificio, que alberga ambas instituciones, se vio afectado por una bacteria, cuyo nombre no se dio a conocer, la cual obligó el cierre de la edificación para fines de fumigación.
El cierre se hizo en atención a un pedido del Centro Nacional de Conservación de Documentos (Cenacod), que solicitó desocupar el edificio para iniciar un proceso de saneamiento y control de plagas. No es la primera vez que se detecta la aparición de microorganismos en edificaciones del Estado.
En marzo del año en curso se forzó el traslado momentáneo del personal que labora en el edificio donde funcionaba la rectoría de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) a causa de un hongo detectado en la tubería del aire acondicionado que provocó en los empleados picazón en el cuerpo e hinchazón en los ojos. Y es que algunos de estos organismos suelen ser tan peligrosos, que según el biólogo Omar Paíno Perdomo pueden causar daños irreversibles a la salud.
Explica que las especies de hongos más comunes en el país en edificios y lugares cerrados son las siguientes Aspergillus niger, Aspergillus flavus, Penicillium sp, Alternaria sp y Cladosporium sp. Entre las bacterias que más se alojan en edificaciones está Clostridium tetani.
La mayoría de estos agentes biológicos fueron encontrados en el Museo Nacional de Historia y Geografía, ubicado en la Plaza de la Cultura, Distrito Nacional, cuyas salas han sido cerradas al público en los últimos 11 años, debido a que el deterioro de la estructura representa un peligro a los visitantes y empleados.
Miguel de Camps, director del museo, que guarda gran parte del patrimonio de la historia reciente, afirma que el estado de abandono del edificio ha favorecido la colonia de hongos y bacterias que ha afectado la salud de los empleados y daños importantes a piezas como documentos y pinturas.
“A todos nos han afectado los hongos y bacterias que hay aquí. Se manifiestan en conjuntivitis, ojos llorosos, y efecto colaterales en garganta y nariz”, cuenta.
Tras permanecer cerrado por más de una década, el edificio, de dos niveles, se prepara para ser intervenido junto al del Hombre Dominicano y el de Arte Moderno, pero los daños en algunas de las piezas en el Museo de Historia y Geografía son irreversibles. “Se han perdido documentos y cuadros por la humedad y la caída de pedazos de concreto del techo”, lamenta el historiador.
Actualmente, solo nueve personas continúan laborando en el lugar, la mayoría del personal fue reubicado en otras entidades. La salas del segundo nivel del museo se encuentran vacías, es un riesgo estar allí, debido a que pueden caer en cualquier momento pedazos del empañete del techo, donde ya quedaron al descubierto las varillas que lo sustentan.
Se trata de una zona muy húmeda y de poca ventilación, condiciones que de acuerdo con Ramón Antonio Pepín, director de Edificaciones del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, crean un ambiente favorable para la aparición de hongos y bacterias.
Atribuye la propagación de estos microorganismos a la falta de mantenimiento en las edificaciones. Explica que cuando un edificio tiene una incorrecta ventilación, se genera mucho polvo y humedad lo que provoca el deterioro de los materiales de construcción. A esto se suman las filtraciones que dan paso a la humedad que llega a los cimientos, zapatas, columnas y vigas.
Otros factores que sirven como caldo de cultivo para la propagación de hongos y bacterias, según explicó, son la oxidación de los materiales, el mal estado de la iluminación fluorescente y la falta de mantenimiento en los sistemas de aires acondicionados.
Para evitar que estos molestos agentes biológicos se alojen en casas y edificios recomienda la consistencia de un adecuado mantenimiento, utilizar materiales de construcción que no hayan sufrido alteraciones y un diseño arquitectónico que tome en cuenta la correcta ventilación. Aclaró que cuando hay descuido en el mantenimiento, no solo se ven afectadas las edificaciones públicas, también las privadas. Explicó que una vez afectada la estructura, el daño se corrige eliminando las causas antes mencionadas (filtraciones y humedad), fumigando y utilizando pinturas de alta resistencia ante hongos y bacterias.
Máximo Corominas, profesor de ingeniería en Intec, explica que normalmente los hongos aparecen en las edificaciones cuando se combina la humedad y temperatura sobre los 26 y 35 grados, unas veces vienen del exterior o del mismo material con que están hechas las edificaciones.
Destaca que su corrección puede ser sencilla, pero en otras ocasiones se torna muy complicada. Precisó que por lo general, estos tipos de microorganismos suelen aparecer en edificaciones viejas, y no es precisamente por el tiempo de construcción, sino porque los sistemas de impermeabilización se han degenerado y llegaron a su vida útil, y al no reemplazarse se genera la humedad y por consiguiente la proliferación de hongos y bacterias.
Agregó que la cura dependerá del tipo de agente, ya que no todos se combaten con la misma fórmula. En el proceso para determinar la manera más apropiada de eliminar estos microorganismos interviene un personal con distintas especialidades, entre ellos biólogos.
Un edificio que fue invadido por colonias de hongos y bacterias y que logró ser recuperado es el Museo Nacional de Historia Natural Eugenio de Jesús Marcano, el cual fue reabierto al público en el 2007 tras permanecer cerrado por tres años. Aunque no se conoce un informe médico que lo confirme, algunas personas, entre ellas la urbanista Amparo Chantada, atribuyen la muerte del antropólogo Fernando Luna Calderón, quien se desempeñaba como director del museo, a la cadena de hongos y bacterias que se apoderaron por mucho tiempo del edificio.