Durante su tradicional discurso de fin de año había recordado que Europa no ha “acabado con la lacra del terrorismo” y que la lucha para conseguirlo pasa también por las operaciones militares en el exterior, tanto en Mali como en Irak y en Siria. Su mandato, que acaba la próxima primavera, quedará marcado por el desafío del terrorismo islamista y por los atentados en suelo francés de 2015 y 2016, en los que han muerto más de 230 personas.
La visita de Hollande, simbólicamente la primera del año, ocurre en plena operación de las fuerzas iraquíes para recuperar Mosul, principal bastión urbano de los yihadistas al norte de Irak, lanzada el pasado 17 de octubre. “La batalla de Mosul se está ganando, es cuestión de semanas, cuanto antes, mejor”, afirmó Hollande durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro iraquí, Haider el Abadi. Las autoridades iraquíes anunciaron el pasado jueves el inicio de la segunda fase de la ofensiva para recuperar la segunda ciudad del país en importancia, frenada en las últimas semanas por el mal tiempo y la resistencia del ISIS.
Después de Bagdad, Hollande viajó a Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, donde se reunió con el presidente Masud Barzani y visitó a las fuerzas francesas y a los ‘peshmergas’. Entregó allí cinco toneladas de medicinas y otras 33 toneladas de ayuda humanitaria a representantes de la organización mundial de la salud.