El anuncio del expresidente Hipólito Mejía que buscará la candidatura presidencial y explicará el próximo 8 de enero las razones que lo impulsan, causó una sensación agri-dulce en la militancia del PRM, organización nueva que busca enfrentar al candidato del PLD.
Muchos dentro del partido ven la decisión de Mejía como un nuevo capítulo en las divisiones partidarias, ya que se pensaba que el veterano político dejaría paso a Luis Abinader, militante de las nuevas generaciones y su candidato vicepresidencial en 2012.
Para desventaja de Mejía o Abinader, cual que sea el caso, su nueva organización no tiene el reconocimiento de la JCE ni acceso a los fondos que nutren a los partidos. Mejía se valió del partido ASD, de la familia Abinader, para mantener la legalidad. Ese grupo sí gana recursos.
El expresidente no se adelantó, sino que ha seguido su instinto y los pasos de quienes entienden que sería el lógico candidato presidencial del PRM, aunque el sentido común dictara que Abinader, un fenómeno de crecimiento, según las encuestas, haría un mejor papel.
A Mejía lo presiona el círculo de poder que lo acompañó durante cuatro años mientras ejerció entre 2000-2004, parte de la militancia de su partido que lo ven como la tabla de salvación tras largos años fuera del gobierno, pero sobre todo su tenacidad algo más que ambición.
Pocas semanas antes de que el expresidente elegido por las siglas del PRD se declarara, lo hizo su antiguo compañero de boleta en las elecciones del año 2012, Luis Abinader, quien logró que un pequeño partido, el Humanista Dominicano, PHD, lo postulara.
Por la juventud de Abinader (n. 1967), un producto de la época posterior a la revuelta constitucionalista, se le ha vendido como un seguro reemplazo de Mejía (n.1941), un político de larga data que militó originalmente en el PRSC (socialcristiano original) hasta su ingreso en el PRD.
Mejía y Abinader dejaron el PRD para formar el PRM con las aparentes, solo aparentes, implicaciones de que el segundo no iría como en el pasado en la candidatura vicepresidencial, sino que en 2016 alcanzaría la presidencial. Eso habría decretado la jubilación del expresidente.
Abinader, al parecer, tomó muy en serio la posibilidad porque se le vio en los pueblos juramentando a dirigentes seguidores y formuló declaraciones a la prensa sobre diversos temas, aunque a veces Mejía hacía sus actos y él (Abinader) los suyos, por separado.
Como el PRD, la matriz de ambos líderes, tiene una larga historia de divisiones por las ambiciones de sus líderes, que se inició a poco de la organización ser fundada en Cuba durante la Era de Trujillo, hubo quienes especularon que el matrimonio entre los dos políticos duraría poco.
Se cree que Mejía, quien ha recorrido el país, alegaría que el pueblo le pide la postulación, que sin él se perdería y sus seguidores seguirían en la oposición, alegatos que no tendría sentido discutir. El político aspira a que lo apoye, además del PRM, un grupo Convergencia de partidos.