Las heridas emocionales, las que no se ven en la piel, las sicológicas, las lacerantes del alma por violencia en contra de niñas, niños y adolescentes, son muy graves y de consecuencias invaluables, afirma la directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (Unphu).
Adrian Teonilde D’Oleo Montero, psicóloga clínica, cita abusos en contra de la niñez a través de la palabra con expresiones como: “tú no sirves para nada”, “me tienes decepcionado (a)”, “todo lo haces mal”, “eres igualita a tu tía que es una sinvergüenza”.
Se suman a esos atropellos las comparaciones y los insultos que hacen sentir a los niños disminuidos, con baja autoestima, que se llegan a creer que verdaderamente no significan nada para nadie.
“Son las heridas del abuso que no se ven en la piel pero sí en el alma del niño, que les provocan un sufrimiento invisible,
Son niños tristes, con conductas agresivas y de hiperactividad”, subraya.
Sin embargo, a pesar de esas situaciones, los adultos no se dan cuenta de que hay un niño que fue abusado o está siendo maltratado.
Otros indicios que menciona la especialista en Evaluación e Intervención Sicopedagógica y en Dificultades del Aprendizaje, es cuando el niño maltrata a su compañero, se pelea en la escuela, insulta a un amigo o a su hermano, poniendo en evidencia patrones aprendidos.
Esos son los adultos que mañana reproducirán las escenas de las que fueron testigos porque no fueron intervenidos oportunamente por profesionales de la conducta.
Para D’Oleo Montero el problema de la violencia infantil es más grande que lo imaginado. El abuso en los niños cambia su organización estructural cerebral.
Los adultos que fueron abusados en su niñez tienen graves daños emocionales que no les permiten desarrollarse sanamente, asegura D´ Oleo.
Una sociedad violenta. Los NNA son los más vulnerables de una sociedad que está herida por la violencia. La violencia infantil es una de las tantas que afectan al país.
“Realmente las grandes víctimas detrás del problema de la violencia que vive la sociedad son los menores, es un punto que se ha desdibujado un poco de la problemática, porque se enfoca en la violencia de género e intrafamiliar y de la violencia a causa de la delincuencia”.
Expresa que la situación de violencia es en diferentes estamentos y en todos los sentidos: desde las autoridades civiles y militares, en los centros de trabajo, en las familias, en las escuelas, etc.
Aboga porque necesariamente cambien los patrones de conducta con el aprendizaje de nuevas formas de las personas relacionarse. De esa manera los NNA no serán las víctimas y los testigos de esa violencia generalizada que se da en la sociedad dominicana.
“No es solo violencia contra los niños sino que se está viviendo en una situación de crisis violenta de la sociedad como respuesta humana a la frustración, que se manifiesta, en ocasiones, por problemas económicos de las personas o se tornan violentas porque no alcanzan las metas que se proponen”, precisó la profesional.
Observa una sociedad que se torna violenta porque la movilidad social está estancada. “Todas esas situaciones de violencia se desplazan hacia y contra los niños, que son los más vulnerables”, subraya.
La profesional propone que para enfrentar ese flagelo se haga un abordaje del problema de manera integral y de esfuerzo conjunto. Cree que el problema de la violencia necesita de una estrategia nacional.