Después del decreto presidencial que ordenó la creación de un instituto para preservar la memoria de Fidel Castro, muchos se han preguntado los costos económicos e ideológicos que implicará la nueva entidad del Partido Comunista.
Según la prensa oficial, esta nuevo organismo tendrá como propósito la salvaguarda del “patrimonio documental, el estudio y la divulgación del legado” de Castro.
“Primera vez que escucho que en este país existen los decretos presidenciales”, comentó Amanda María Montejo en la cola de un agromercado estatal en Guanabacoa. Su comentario suscitó risa y complicidad entre la concurrencia, que aguardaba turno para adquirir el racionamiento de papas.
“Con la Revolución nunca hicieron falta decretos presidenciales para echar a caminar las cosas, funcionaran o no, porque los caprichos de ‘La Piedra’ eran la ley por sí mismos y no importaba que al pueblo le cayera el techo encima”, añadió Orestes, dependiente del agromercado.
Sobre el costo de sostener esta nueva institución también se hablaba en las colas en las que los habaneros invierten largas horas para conseguir productos de aseo y alimentos.
Omaida no tiene esperanzas de poder lograr una Licenciatura en Derecho a través del curso a distancia. Entre la crianza de su hija menor, para la cual no ha conseguido un círculo infantil, y su negocio clandestino de elaborar almuerzos para los trabajadores de una feria artesanal “no tengo tiempo ni alma para dedicarme a mí misma”.
“Ya el Gobierno ni siquiera puede garantizar el abastecimiento de íntimas (compresas sanitarias femeninas) y papel sanitario, sin embargo emplea cuánto dinero le venga en gana para financiar estructuras institucionales que no producen nada que no sea trabajadores ociosos. Hasta después de muerto Fidel [Castro] provoca que se derroche el dinero del pueblo”, fustigó Hidalgo.
En recientes declaraciones, el vicepresidente Marino Murillo afirmaba que la “insuficiente capacitación de los recursos humanos” ha sido el principal lastre en la aplicación de las reformas económicas del general Raúl Castro.
Estudiantes de enseñanza media dijeron temer que después de la institución para preservar la memoria de Fidel Castro, venga convertir su pensamiento asignatura.
“Como mínimo, las visitas al lugar que escojan (para instalar la institución) serán obligatorias, parte del componente educativo”, especuló Yamel, estudiante de 12 grado de un preuniversitario en Marianao, mientras buscaba con la mirada la complicidad de dos compañeros de clase.
“A eso ponle cuño, el curso que viene tendremos nueva asignatura: ‘Vida y obra del comandante en jefe'”, señaló Kendrys mientras su otro colega, Darián, enumeraba las asignaturas o actividades de contenido totalmente ideológico y que ya inciden en el rendimiento académico y los escalafones: “Cultura Política, Preparación Civil para la Defensa, Trabajo Socialmente Útil, las Evaluaciones Integrales, y suponemos que esta será la próxima”.
¿Decreto o voluntad personal?
La pregunta de Oslenys Escalona le surgió, dijo, por la regularidad con la que ha visto ocurrir las cosas en la Revolución: “¿se trata de un decreto presidencial o es la voluntad personal de Raúl”.
“Es un chiste de mal gusto decirle a un cubano a estas alturas que para embutirnos consignas y llamarnos al sacrificio se necesitan decretos presidenciales”.
Como a Regina Dorticos, a otros habaneros les resultan contradictorias la voluntad de Fidel Castro, la Ley 123/2016 y este decreto presidencial.
“Es un tropelaje tremendo porque si la institución va a ser pública, entonces estarán violando su propia ley”, cuestionó Dorticos, exmaestra de primaria.
Según su propio hermano, Fidel Castro pidió que tras su muerte su nombre no se utilizara para espacios públicos, ni su imagen para erigir monumentos. Esto quedó plasmado en la Ley 123, del 27 de diciembre de 2016. Pero el Gobierno ha aprovechado todos las demás posibilidades para mantener el culto a la personalidad del difunto.
Además del instituto, se creará una entidad para materializar los proyectos que obsesionaron a Castro, como el cultivo de moringa.
“Su última morada es ya en sí misma un monumento, además de una atracción para turistas, diplomáticos y presidentes de otros países”, señaló Máximo Torriente, quien trabaja en Servicios Comunales.
“Particularmente, ya no me sorprende nada. Además, este no ha sido el único culto a la personalidad, post mortem, que se hace a Fidel”.
Este habanero se refirió a la publicación del libro y la multimedia Hasta Siempre Fidel, presentado en la pasada edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana. Una compilación sobre los nueve días de duelo que decretó el Partido Comunista tras la muerte del exgobernante el 25 de noviembre de 2016.
Mientras esperaban la apertura de un estanquillo de periódicos en Santo Suárez, un grupo de jubilados especulaba sobre la nueva entidad.
“Tratándose del eterno líder supongo que tendrá que ser un edificio de al menos cinco plantas”, opinó Eligio del Río.
“Y por pequeña que sea, una institución deberá tener una plantilla de trabajadores asalariados y todo el recurso y equipamiento técnico que se requiera. Todo eso, de qué bolsillo saldrá”, inquirió Edelmiro Duquernes.
Con jocosidad, Julio Pupo se solidarizó “con aquellos trabajadores que tendrán que inventarse las estadísticas”.
“Ya me imagino a los del noticiero contabilizando, como si fuese un plan azucarero, cuántos extranjeros visitaron esta semana la gloriosa institución que preservará 60 años de espejismos”.
Kcho regresa a la tumba de Fidel Castro
Tras meses de ausencia, el artista oficialista Alexis Leiva Kcho regresa a Santiago de Cuba para rendirle tributo a Fidel Castro.