El relacionista público Albert Staffeld fue hallado muerto este martes en el almacén de su empresa.
Era presidente de Staffeld y Compañía, una empresa de comunicaciones integradas que lleva más de una década en el mercado local.
Los restos de Staffeld serán expuestos esta tarde en la funeraria Blandino.
Además de manejar la imagen mediática de marcas, a Staffeld le apasionaba la aviación.
“A lo largo de toda su vida siempre ha estado muy en contacto con este mundo; comenzó 18 años atrás haciendo un curso de piloto, pero lo dejó debido a que estaba cursando la carrera de Administración de Empresas”, se reseña en un artículo publicado en Listín Diario en 2007.
En la misma entrevista, Staffeld señaló que el negocio de las relaciones públicas fue lo que siempre soñó, “ya que le permite el estilo de vida que le gusta y puede deleitarse con sus hobbies cotidianamente”.
En relación con sus cualidades, se definió como espontáneo y sincero, amigo de los amigos, enemigo de la traición y de la falsedad, y en especial, una persona muy dada al cambio a quien le gusta estar en constante evolución. Su filosofía de vida era: “Vivir y dejar vivir”.