Haití y República Dominicana, dos países vecinos y hermanos, al mismo tiempo, guardan las mismas similitudes de las dos ciudades-Estado imaginarias que describe el filósofo griego Platón, en su obra magna “La República», escrita alrededor del año 375 A.C.
De las ciudades descritas por Platón, una es productiva, saludable, organizada y con leyes que la rigen y la otra, en principio productiva, «lujosa» y «febril», con monarcas controladores, luego cambia de régimen y pierde el control, se desenfrena y se convierte en un desorden.
Las características de la primera ciudad descrita por el filósofo griego encajan con la realidad de la República Dominicana actual y la segunda es perfectamente comparable con Haití.
En la Antigua Grecia, el filósofo Platón abogó por el control absoluto de la población por parte del monarca, príncipe, emperador o rey, pero de la misma forma había que controlar con autoridad el consumo y mantener la producción de alimentos.
Dice Platón que la falta de autoridad y el desenfreno lleva a la segunda ciudad-estado- a ser moralmente decrépita y finalmente su gente recurre a apoderarse de las tierras vecinas, lo que naturalmente desemboca en una guerra, porque “simplemente no puede mantener a su gran población codiciosa sin recursos, con adiciones y reproduciéndose, sexualmente, sin control ”.
La situación actual que vive Haití es similar al Estado sin control y sin la autoridad del monarca que presenta Platón, en el que no hay producción, la tierra no produce y más de 11 millones de personas se comen lo poco que tienen y, cuando no quede nada se comerán la tierra y cruzarán con furia las fronteras para destrozar también a República Dominicana.
Ya lo advirtió el presidente Luís Abinader ante los organismos internacionales y frente a la Organización de Estados Americanos (OEA), donde pidió ayuda inmediata para Haití, afirmando que la crisis del vecino país constituye un grave peligro para República Dominicana, tal como lo advierte Platón en su obra “La República”.