WASHINGTON. Las críticas contra el presidente Donald Trump arreciaban el martes tras la terminación del permiso de residencia temporal TPS para unos 59.000 inmigrantes haitianos, concedido tras el devastador terremoto de 2010 en el país caribeño.
“¡Haití no está listo!”, claman por igual haitianos, activistas por los derechos humanos y políticos.
Rechazan que, como dice el gobierno, Haití esté en condiciones de ser retirado del programa humanitario Estatus de Protección Temporal (TPS), que permite residir en Estados Unidos a ciudadanos de países devastados por desastres naturales o conflictos armados mientras la situación no sea segura para regresar.
“Haití es un manual sobre por qué continuar el TPS”, dijo a la AFP Marleine Bastien, directora de FANM, la principal organización de la diáspora haitiana, concentrada en Florida.
Todavía hay desplazados del sismo de 2010 que mató más de 200.000 personas, y del huracán Matthew, que golpeó la isla el año pasado. Los huracanes Irma y María provocaron más daños hace apenas unos meses. La epidemia de cólera dejó 1,2 millones de personas contaminadas y aún falta infraestructura de acceso a agua potable. Y además, hay “alta inestabilidad política”, enumera.
“Estados Unidos sabe que Haití no está listo. Quieren deportar a los haitianos para que mueran allí”, asegura.
Unas 300 personas protestaban en las inmediaciones de Club Mar-a-Lago de Trump en West Palm Beach, donde el presidente era esperado el martes para pasar las vacaciones de Acción de Gracias.
“¡Estamos aquí para quedarnos! ¿Qué queremos? Re-si-den-cia”, exclamaban los manifestantes, al deplorar la decisión anunciada la víspera por el Departamento de Seguridad Interior (DHS), que otorgó hasta julio de 2019 a los haitianos beneficiarios del TPS para buscar un estatus migratorio alternativo o regresar a casa.