Contra todo pronóstico (y contra las propias encuestas), el miércoles 9 de noviembre nos despertábamos con la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. No tardaron en aparecer teorías para justificar este inesperado resultado, desde los fallos de las encuestas hasta la posible influencia de las noticias falsas publicadas en redes sociales, de las que hoy, más de un mes después, se sigue hablando.
Sin embargo, en las últimas semanas ha cobrado protagonismo un participante inesperado: Rusia, y es que según la propia CIA, el gobierno ruso ha colaborado para que Trump se convierta en Presidente… con hackeos de por medio. Todo un culebrón que ya comenzó hace unos meses hoy vamos a resumir desde el principio.
Los correos filtrados por Wikileaks
Aunque la CIA no se había pronunciado hasta ahora, en realidad el asunto de los supuestos “hackeos” (nótese que aquí tenemos versiones de unos y de otros, y nada confirmado al 100%, de ahí a que insistamos tanto con “supuestos”) llegó a su máximo apogeo este verano. El 22 de julio de 2016, Wikileaks publicaba en su web más de 19.000 emails pertenecientes al Democratic National Committee, el organismo que gobierna el Partido Demócrata en Estados Unidos.
Los correos en cuestión contenían, entre otras cosas, detalles sobre cómo algunos demócratas habían dado trato de favor a Hillary Clinton frente a su oponente en las primarias del partido, Bernie Sanders. El escándalo que se montó en Estados Unidos fue mayúsculo: el DNC pidió disculpas a Sanders y varios altos cargos dimitieron, alimentando aún más la crisis interna que se había venido gestando dentro del Partido Demócrata durante el proceso electoral entre los partidarios de ambos candidatos.
El rifirrafe entre Julian Assange (creador de Wikileaks) y Hillary Clinton ya viene de lejos, tal y como bien recopilan en The Daily Beast: ella era la Secretaria de Estado cuando llegaron las primeras filtraciones de los cables diplomáticos de EEUU, y Assange llegó a pedir su dimisión por aquella época. Más adelante, en diciembre de 2014, Kim Dotcom aseguraba ser la “peor pesadilla para Hillary en 2016” y apuntaba a Assange como “poseedor” de cierta información comprometida. En marzo de 2016, Wikileaks publicaba más de 30.000 emails privados entre Clinton y sus ayudantes (en este caso no fueron filtrados, sino publicados oficialmente por el Departamento de Estado después de que investigaran a la candidata por usar su propio servidor de correo mientras ejercía su cargo, pero Wikileaks añadía la posibilidad de buscar en ellos fácilmente).
To Silence Wikileaks, #HillaryClinton Proposed Drone Strike on Julian Assange — report http://truepundit.com/under-intense-pressure-to-silence-wikileaks-secretary-of-state-hillary-clinton-proposed-drone-strike-on-julian-assange/ …
Under Intense Pressure to Silence Wikileaks, Secretary of State Hillary Clinton Proposed Drone…
Julian Assange and his free-speech brainchild Wikileaks were once lauded as global heroes of public service among United States politicians and policy makers. But by 2010, four years after its ince…
truepundit.com
¿Se llevan mal? Pues sí. El director de Wikileaks lo reconocía en junio de 2016, asegurando que Hillary había hecho todo lo posible contra él y había llegado a proponer atacarle con un dron, pero además añadía que Wikileaks tenía en su poder correos “relacionados con Hillary Clinton”. Cuando le preguntaban si la prefería a ella o a Trump, éste aseguraba que Trump era impredecible pero que veían a Hillary Clinton como “un problema para la libertad de la información”.
A la publicación en verano de los emails del DNC se sumaron en octubre supuestos correos electrónicos que pertenecían a John Podesta, el director de la campaña de Hillary en 2016 y un antiguo aliado suyo. En total, 20.000 correos obtenidos de forma misteriosa en el que se desvelaba el lado más personal del círculo íntimo de los Clinton: insultos a Sanders, prácticas un poco dudosas para encubrir investigaciones, fragmentos de discursos privados, “colegueo” con la gente de Wall Street… y todavía más, dando lugar de nuevo a una nueva polémica.