El líder opositor venezolano, Juan Guaidó, regresó este lunes a Venezuela en medio de la aclamación de miles de seguidores, disipando los temores de ser detenido por haber burlado una orden judicial que le prohibía salir del territorio.
“No va a ser a través de la amenaza que nos van a detener. Aquí estamos más fuertes y unidos que nunca, con la mirada en el futuro”, dijo Guaidó en su primer discurso al regresar al país, desde la tarima instalada en una plaza del este de Caracas.
Acompañado de su esposa y cercanos colaboradores, el opositor, reconocido por más de 50 países como presidente interino de Venezuela, llegó al mediodía al aeropuerto internacional de Maiquetía, a 20 km de Caracas, donde era esperado por embajadores de países europeos y de Chile.
“Sabemos los riesgos a los que nos enfrentamos, eso nunca nos ha detenido”, declaró en la terminal aérea, donde un nutrido grupo de seguidores gritaban: “¡Guaidó, Guaidó!”, “¡Sí se puede!”.
Tras las marchas realizadas sin incidentes en todo el país en este lunes feriado de carnaval, Guaidó convocó a una nueva movilización el sábado y el martes a reuniones con sindicatos de empleados públicos.
“No nos quedaremos ni un segundo tranquilos hasta lograr la libertad de Venezuela”, aseguró Guaidó, quien goza de inmunidad como jefe del Parlamento de mayoría opositora.
Guaidó regresó de una gira por Colombia, Brasil, Paraguay, Argentina y Ecuador, tras salir en secreto y entrar a Colombia hace diez días, según él, ayudado por militares venezolanos, en el marco del fallido intento de ingreso de ayuda humanitaria a Venezuela.
Maduro ha dicho que Guaidó debía “respetar la ley” y que si regresaba a Venezuela “tendrá que ver la cara” de la justicia -aliada del gobierno-, que le dictó impedimento de salida y congeló sus bienes, como parte de una investigación por “usurpación” de funciones.
Ante la multitud, el líder opositor mostró triunfante su documento de identidad: “Aquí está mi pasaporte, sano y salvo”, celebró.
“Bienvenido presidente, eso me dijeron los funcionarios de Migración, con mucho cariño, con mucho respeto. La cadena de mano está rota”, dijo luego al contarle a la prensa cómo fue su ingerso al país.
Su regreso colocó al gobierno en un dilema: si lo detiene desataría una fuerte reacción internacional e interna, y si lo deja libre, según los analistas, evidenciaría cierta debilidad.
Apenas llegó a Venezuela, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, advirtió en Twitter que “cualquier amenaza, violencia o intimidación contra él no va ser tolerada y se va a encontrar con una respuesta rápida”.
La representante de la Unión Europea, Federica Mogherini, advirtió que cualquier medida que ponga “en riesgo la libertad, la seguridad o la integridad personal” de Guaidó sería “una gran escalada de tensiones”.
Guaidó se autoproclamó presidente interino el 23 de enero luego de que el Congreso declarara a Maduro “usurpador” por asumir el 10 de enero un segundo mandato que la oposición, como gran parte de la comunidad internacional, considera ilegítimo y originado en una reelección “fraudulenta”.
En su periplo por Sudamérica, Guaidó fue recibido con honores de presidente y se reunió con migrantes venezolanos, que hacen parte del éxodo de unos 2,7 millones que huyeron de la crisis desde 2015, según la ONU.
En Venezuela encuentra a un sector de la población ansiosa por un cambio, agotada de pasar trabajos por la falta de medicinas y alimentos, y una hiperinflación que el FMI proyecta en 10.000.000% para este año.
Además, Guaidó regresa tras la frustrada operación para hacer entrar toneladas de medicamentos y medicinas, bloqueadas por los militares y grupos civiles armados (colectivos) en medio de disturbios que dejaron siete muertos y cientos de heridos.
Guaidó reiteró su pedido a la Fuerza Armada, principal sostén del gobierno, a desconocer a Maduro, y les pidió “detener a los colectivos”. “La omisión también es ser cómplice”, agregó.
El opositor sostuvo que más de 700 efectivos policiales y militares han deconocido a Maduro y traspasado las fronteras de Colombia y Brasil.
“Ha despertado a todo un pueblo decepcionado, es impresionante lo que ha logrado en menos de dos meses”, declaró a la AFP John Pedroza, jubilado de 60 años, en la concentración en Caracas.
Para Félix Seijas, académico y director de la encuestadora Delphos, el opositor debe “buscar una idea alrededor de la cual mantener la esperanza” y “dar los pasos que alejan a la comunidad internacional de una acción más radical como intervenir” militarmente.