El movimiento antiaborto se congregó el viernes en una marcha del triunfo en el complejo de monumentos National Mall, regocijándose por el fin de una presidencia de ocho años que los participantes catalogaron como despectiva para sus puntos de vista.
El vicepresidente Mike Pence dijo al público en la llamada Marcha por la Vida que las políticas antiaborto se encuentran entre las máximas prioridades del nuevo gobierno, y el presidente Donald Trump tuiteó que el evento contaba con su “total apoyo”.
La Marcha por la Vida se lleva a cabo cada año en Washington en el aniversario de la decisión que la Corte Suprema tomó en 1973 de legalizar el aborto. Si bien no se ofrecieron cifras oficiales de asistencia, el público fue claramente mucho mayor que el de los últimos años, cuando los opositores al aborto tenían menos influencia política. Miles de personas se congregaron bajo la sombra del Monumento a Washington y formaron largas filas afuera de los puntos de revisión de seguridad montados debido a la presencia de Pence.
“Hemos llegado a un momento histórico en la causa por la vida”, afirmó Pence, el primer vicepresidente en ofrecer un discurso en la marcha. “La vida está ganando en Estados Unidos”.
Pence señaló que el poner fin a los abortos financiados por los contribuyentes y la elección de un juez para la Corte Suprema con puntos de vista similares a los del fallecido Antonin Scalia —un católico conservador que se oponía al aborto— se encuentran entre las metas más importantes del gobierno.
Una de las primeras medidas de Trump tras asumir la presidencia hace una semana fue firmar una orden ejecutiva que prohíbe la ayuda de Estados Unidos a grupos extranjeros que realizan abortos. Pence aseguró que esa es tan sólo la primera medida.
Una medida presupuestaria conocida como la Enmienda Hyde prohíbe el uso de recursos federales para financiar la cobertura de la mayor parte de los abortos por medio de Medicaid. Los conservadores pretenden que esa regla se convierta en una ley permanente.
La mayoría de los republicanos en la Cámara de Representantes y el Senado quisieran ver el fin del financiamiento federal para Planned Parenthood, que realizó más de un tercio de los abortos del país en 2014.