Del general Santiago Rodríguez al coronel Rafael Fernández Domínguez
Por mayor general ® Héctor Lachapelle Díaz.
Hubo que transcurrir primeramente 19 años (del 1844 al inicio de la Guerra de la Restauración de la Independencia Nacional en 1863) y luego cien años después de esta última fecha (1863-1963), para que dos grupos de militares, impulsados por el pensamiento del general Juan Pablo Duarte, cuando éste escribiópara 1844 en su Proyecto de Ley Fundamental (Constitución), refiriéndose al Gobierno, que: “Puesto que el Gobierno se establece para bien de la asociación y de los asociados, el de la Nación Dominicana es y deberá ser siempre antes de todo, propio y jamás ni nunca de imposición extraña …. es y deberá ser siempre popular en cuanto a su origen, electivo en cuanto al modo de organizarle, representativo en cuanto al sistema …” (1)
Es verdad histórica que desde que el general Pedro Santana, siendo presidente de la República, declaró la anexión a España el 18 de marzo de 1861, en ese mismo año la reacción contraria a esta aberración no se hizo esperar, como lo demuestran las acciones de San Francisco de Macorís, Moca, Neyba y la del general Francisco del Rosario Sánchez, el cual terminó ofrendando su vida y las de sus compañeros en el cadalso de San Juan de la Maguana.También antes del 16 de agosto de 1863 se levantan como monumentos ciclópeos Guayubín, Sabaneta, Montecristi y Santiago.
En 1863 y 1963, la historia colocó en sus primeras páginas dos nombres: general Santiago Rodríguez y teniente coronel Rafael T. Fernández Domínguez, ambos con un grupo de compañeros que pensaban igual que ellos. Los primeros en pos de la Restauración de la Independencia Nacional; los segundos por la defensa del gobierno legalmente constituido y la Constitución de la República.
Luego del fracaso de los acontecimientos de Santiago del 24 de febrero de 1863, el general Santiago Rodríguez, a quien se considera el líder de los planes para alcanzar la Restauración de la Independencia Nacional, organizó la Convención de Los Almácigos (por el nombre del lugar) y decidieron los que allí concurrieron pasar a territorio haitiano a preparar mejor sus planes y aprovechar una coyuntura más favorable.
La estrategia esbozada en Los Almácigos fue acertada: penetrar a territorio haitiano en busca de ayuda. Y sucedió que viniendo de la sección La Visite, Haití, el 15 de agosto de 1863, al alba del día siguiente, 16 de agosto, se enhestó en el cerro de Capotillo la Bandera Nacional y se desencadenó la violencia revolucionaria que habría de restaurar la Independencia Nacional dos años después.
Como acontecimiento de 100 años posteriores y sin pretensiones de emular los hechos de la Restauración, desde antes de las elecciones del 20 de diciembre de 1962, el teniente coronel Rafael T. Fernández Domínguez inició el aglutinamiento de un grupo de oficiales de iguales principios. Todo se resumía, a grandes rasgos, en que había que respetar el resultado de las elecciones (para que el gobierno fuera “popular“ y “electivo” como escribió Juan Pablo Duarte en el documento citado), y para hacer unas Fuerzas Armadas que cumplieran estrictamente con lo dictado en la Constitución de la República, además de capacitarlas al máximo y adecentarlas.
Luego de pasar 38 años sin tener elecciones libres en el país, decapitada la dictadura de Trujillo, se fijó para el 20 de diciembre de 1962 celebrar elecciones, las que resultaron ser diáfanas. Los candidatos fueron dos antitrujillistas: el doctor Viriato Fiallo y el profesor Juan Bosch. Desde el inicio mismo de la campaña electoral, Bosch tuvo el rechazo de sectores de la clase empresarial, de la iglesia católica y de los altos jefes militares y policiales. Por esta razón desde el 2 de diciembre de 1962, el teniente coronel Fernández Domínguez inició la vertebración de un grupo de oficiales, para articular acciones en base a un “Plan A” para evitar un golpe de Estado al candidato ganador y un “Plan B” para reaccionar en caso de materializarse dicho golpe.
Juan Bosch ganó las elecciones y asumió la presidencia constitucional de la República el 27 de febrero de 1963 gobernando democráticamente. El 29 de abril de ese año se votó la Constitución más liberal que ha tenido la República. Pero los sectores conservadores mencionados no aprobaban las reformas contempladas en la Constitución, siendo derrocado el presidente Bosch 7 meses después: el fatídico 25 de septiembre.
Si bien los militares que defendieron la Constitución de la República de 1963 no pudieron evitar el derrocamiento del presidente Juan Bosch después de 100 años del inicio de la Guerra Restauradora, 19 meses más tarde del golpe de Estado, fruto de la organización y entrega del coronel Rafael T. Fernández Domínguez y mujeres y hombres de voluntad patriótica, desembocamos en la Revolución de Abril de 1965 cuyo líder principal lo fue el coronel Francisco A. Caamaño Deñó, marchando detrás de la Guerra de la Restauración de la Independencia Nacional, y ambas gestas, bajo el designio del Fundador de la República Dominicana Juan Pablo Duarte de: ¡”Vivir sin Patria es lo mismo que vivir sin honor”!
El autor es Académico Correspondiente Nacional
Academia Dominicana de la Historia